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El IVC+R restaura las pinturas murales del Ermitorio de la Madre de Déu de Gràcia de Vila-real

El IVC+R restaura las pinturas murales del Ermitorio de la Madre de Déu de Gràcia de Vila-real

    El Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (IVC+R) ha restaurado las pinturas murales del Ermitorio de la Madre de Déu de Gràcia de Vila-real. La directora del IVC+R, Carmen Pérez, ha presentado esta mañana la restauración.

    El paraje natural de “El Termet”, en las afueras de Vila-real, es uno de los enclaves mas preciados por los vilarrealenses. Allí se halla el Ermitorio de la Virgen de Gracia, y en este la “Coveta” del hallazgo de la que desde 1757 es patrona de la localidad.

    La restauración se ha realizado a través de la colaboración de varias instituciones como la Generalitat Valenciana, a través del Institut Valencia de Conservació i Restauració de Béns Culturals, el Ayuntamiento de Vila-real y la Fundación Caixa Rural Vila-real, junto a la Diputación de Castellón.

    Se tiene constancia documental que el Consell Municipal concedió en 1375 una ayuda a un fraile ermitaño para construir una celda en este lugar, que podría ser el oratorio de la “Coveta”, sobre la que se edificaría la ermita entre 1507 y 1514.

    Aunque el que vemos en la actualidad data de finales del siglo XVII cuando el obispo de Tortosa concedió, en 1672, autorización al clérigo Jerónimo Cabrera a promocionar el culto. Este pequeño recinto, de ahí su denominación, se halla en el subsuelo de la ermita, y se accede a él por unas angostas escaleras que dan paso a dos antesalas: una alberga los lampararios y exvotos, y la otra da paso a la entrada a la cueva del hallazgo.

    El recinto sacro consta de dos partes una, al fondo, en la que se ve la roca de la concavidad, y otra delante, rectangular, que presenta una exuberante decoración barroca, posiblemente realizada a mediados del siglo XVIII cuando el pintor valenciano Luciano Calado decoró el ábside y retablos del ermitorio con pinturas al fresco. Ésta se cierra con unas puertas de madera con rejilla torneada y dorada, que dejan ver sobre un altar la imagen de la Virgen de Gracia, réplica fiel de la original del siglo XIV, destruida en 1936, realizada por el escultor local Vicente Llorens Poy.

    La estancia está cubierta con una bóveda vaida muy rebajada, que presenta en las cuatro esquinas, a modo de pechinas, golpes de hojarasca dorada con una venera central. Todo ello sobre un doble friso: el inferior, liso, con una decoración de guirnalda de paños con flor central; y el segundo, por golpes de hojarasca dorados que alternan con el motivo ornamental anterior, pero esta vez pintado. En el centro de cada uno de los lados, un golpe de hojarasca, al más puro gusto barroco, alberga una cartela que descansa sobre una cabecita de putti.

    En la cartela central puede leerse: “Mater / Divinae / Gratiae”, mientras que en las restantes hallamos motivos de la letanía lauretana. La plementería de la bóveda está pintada, al igual que los paramentos, con motivos vegetales entrelazados con aves de vivos colores y, los falsos nervios con sartas de frutas y laureas que confluyen en una clave de bóveda central decorada con hojarascas doradas. Los paramentos laterales presentan el mismo tipo de decoración vegetal con un ángel central, que porta un paño con flecos en el que se lee: “Sin pecado concebida” en alusión a la inmaculada concepción de María. Estas pinturas ya habían sido intervenidas con anterioridad por Bartolomé Carabal.

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