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El papel del Estado y de la sociedad civil en la lucha contra la exclusión

El papel del Estado y de la sociedad civil en la lucha contra la exclusión
  • Hoy se inicia el tercer curso de la XVIII edición del Foro Universitario Juan Luis Vives en la Concejalía de Juventud

  • El curso se desarrollará en horario de mañana y tarde durante el día de hoy y de mañana 16 de febrero

  • Rafael Aliena: “El Tercer Sector se tiene que desencadenar del Estado de Bienestar”

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El papel del Estado y de la sociedad civil en la lucha contra la exclusión - (foto 3)
Hoy ha arrancado el tercer curso de la XVIII edición del Foro Universitario Juan Luis Vives, que este año se desarrolla bajo el lema “Pobreza y exclusión ¿un problema de todos?”. Coordinado por Rafael Aliena, director del Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Universitat de València, y bajo el nombre “El papel del Estado y de la sociedad civil en la lucha contra la exclusión”, el curso debatirá sobre quién tiene la responsabilidad o el protagonismo en la lucha contra la pobreza y la exclusión social. Un tema, según el propio coordinador “que adquiere hoy una viveza singular”. Por un lado, se tratará el agravamiento del problema “sin dejar de lado esa dimensión hondamente humana que no se puede abordar sólo desde los códigos del dinero y el derecho”_ha explicado_. Por otro lado, se reivindicará un espacio para los actores privados que deberán “integrarse más y mejor en los aparatos de los estados y en las redes políticas de sus países”. Por último, Rafael ha destacado que “un curso como este da forma y orientación a muchas de las inquietudes de los jóvenes universitarios valencianos que, difícilmente, encuentran en sus planes de estudio, en un mismo campo, cuestiones históricas, morales, políticas, económicas y de actualidad”.

Precisamente, ha sido Rafael Aliena el encargado de abrir el curso con la ponencia “Estado y sociedad civil en la lucha contra la exclusión social”. En ella ha reflexionado sobre el papel que juegan los Estados y el Tercer Sector en el combate contra la exclusión, señalando sus elementos diferenciadores.

La relación entre Estado y sociedad civil es una de las viejas cuestiones de la filosofía política. “¿Puede el Estado intervenir en la esfera privada?” se ha preguntado Rafael al inicio de la ponencia. “Sí, puede y debe”- ha afirmado - “hoy ya nadie se debate esto, lo dicen los políticos que se pelean entre sí, lo dicen los ciudadanos en la calle y lo dicen mis alumnos cuando reivindican una plena constitución de la Ley de Dependencia”. Así pues, el punto de partida del análisis de Rafael no es que el Estado no intervenga, sino el examinar los mecanismos a partir de los cuáles se establece el Estado de bienestar y destacar cuál es el papel del Tercer Sector dentro de él.

Conviniendo que, desde su constitución en la Europa de los años 50, el Estado de bienestar instaura una red de protección social importante (seguridad social, sistema sanitario y servicios sociales), regula el mercado y es garante de un sistema educativo plural y público, existen voces que opinan que “el Estado es demasiado grande para lo pequeño y demasiado pequeño para lo grande”. Según el ponente, existen grupos que critican el hecho de que el estado haya creado una nueva fase de burócratas y altos funcionarios que no defienden unos intereses elevados sino los suyos propios.

Como ha destacado Rafael, la exclusión es pobreza, pero también silencio. El excluido puede estar aislado o no, puede estar dañado, pero también no estarlo. “el problema radica en que la exclusión es un enemigo que no está bien definido y es difícil combatirlo, es entonces cuándo debe entrar en juego la sociedad civil” ha explicado el ponente. “No hay sociedad sin gente educada para la pluralidad y el respeto”. Centrando su foco de interés ahora en la participación de dicha sociedad civil, el ponente ha destacado que el Tercer Sector es “un ser providente, un actor político y un instituidor de lo social”. Providente en tanto que provee, asegura y reparte una serie de bienes y servicios. Político en tanto que sus dirigentes y asociados hablan de reivindicación, de que hay que buscar alianzas y de la importancia de una incidencia política para la mejora de las leyes y derechos. Instituidor de lo social porque conciencia, sensibiliza y educa.

Pero, según Rafael, el Tercer Sector tiene aún mucho por hacer en el combate contra la exclusión social. “El Tercer Sector se tiene que desencadenar del Estado de bienestar” ha afirmado. “No debe debatir si una nación tiene mucho o poco Estado de bienestar”. Además, según ha destacado el ponente, el Tercer Sector debe desencadenarse también de la jaula de la producción. “Estado y Tercer Sector, en definitiva, acaban por hacer lo mismo: producir servicios”. Como se ha expuesto, El Tercer Sector además de proveer bienes debe proveer reconocimiento. “El Tercer Sector instituye sociedad. Da a los excluidos bienes externos, tangibles, pero también otorga bienes internos: educa a las personas, les pone en contacto con alguna tradición humanitaria y altruista y les da formación del corazón” _ha explicado el ponente_ “Este es el camino que debe seguir el Tercer Sector” ha concluido el ponente.

Tras esta intervención, ha tenido lugar la ponencia “Los fundamentos históricos del Estado de bienestar en Europa” que ha llevado a cabo Fernando Díez, profesor titular del departamento de Historia Contemporánea de la Universitat de València y experto en la historia del trabajo y de los modelos asistenciales en la España y Europa de los siglos XIX y XX.

En palabras del propio ponente “la mirada específica del historiador permite una comprensión más acabada de las políticas sociales del Estado del bienestar en Europa”. En su intervención, Fernando ha insistido en la necesidad de tener en cuenta los fenómenos estructurales históricos que propiciaron la aparición de estas políticas. Para ello, lo primero que se ha preguntado es qué factores influyeron para la estatalización del Estado del bienestar y ha destacado tres: la segunda industrialización (aparece la noción de desocupación), el Estado Extenso (con capacidad de intervención en políticas asistenciales) y la democracia de masas (y la consecuente aparición de los sindicatos de masas que conlleva). Estos fenómenos que ha desarrollado el ponente en su intervención “nos advierten de la improcedencia de utilizar una interpretación exclusivamente social de las mismas”, ha explicado Fernando, “La combinación del modelo estructural y del social permite una mejor interpretación y comprensión de algunos rasgos sorprendentes del Estado de bienestar”_ ha añadido_.

Si la aproximación de Fernando ha sido de carácter historicista y se ha centrado en Europa, la intervención de Antonio Lastra ha conjugado historia y filosofía y se ha centrado en los EE.UU. Profesor de Filosofía de la Universitat de València y director del Observatorio de Ciudadanía y Estudios Culturales de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, suya ha sido la ponencia “La revolución americana: ¿un mundo aparte?”. Una intervención que según ha avisado el propio Antonio “podría resultar polémica para algunos”. Desde el principio el ponente ha mostrado cuál es su posicionamiento: “La Sociedad del bienestar es una invención europea y posiblemente estamos asistiendo a su fin, al igual que puede que estemos asistiendo al fin de la misma Europa”_ ha explicado_ “Mi intención es favorable a la revolución americana y al papel que ha jugado los EE.UU en los últimos 20 años”.

Subtitulando la ponencia como “Un respeto decente por las opiniones de la humanidad: sobre los Estados Unidos de América”, frase que procede de la Declaración de Independencia de los EE.UU. de 1776, el propósito de Antonio ha sido el de comparar la escritura constitucional de los EE.UU, con “la ausencia de una constitución europea en el momento de una crisis que, bajo una superficie económica, oculta otra crisis de la representación política”.

Como ha comentado el ponente, la primera declaración de derechos que funciona de una forma normativa se firmó en el Estado de Virginia y se desarrolló con la Declaración de Independencia de los EE.UU. En ella, se defiende el derecho a la vida, el derecho a la libertad y a la búsqueda de la felicidad “la cuál se consigue por la exclusión de la pobreza o la exclusión de la exclusión” ha matizado el ponente. Partiendo de la defensa de este texto, el conferenciante ha hecho un repaso por los distintos pensadores y políticos que han apoyado dicho ordenamiento jurídico o, por el contrario, han vertido sus críticas sobre él. Así pues, para autores como Zinn, nunca existió una revolución americana sino un cambio de las elites inglesas por las de Massachuset. Pese a todo, Antonio ha destacado la importancia que el texto de Jefferson, presentado y modificado en el Congreso, significó en su momento y sigue significando actualmente: “La Declaración de independencia de los EE.UU es un texto jurídico considerado por muchos como el texto inicial de las revoluciones modernas”. El ponente ha señalado, en referencia a Europa “nuestro problema es el fracaso de la Revolución francesa como tal y la ausencia de una Constitución Europea común”.

Tras ambas ponencias ha tenido lugar una mesa redonda, moderada por Rafael Aliena y en la que tanto Fernando Díez como Antonio Lastra han debatido largo y tendido sobre las preguntas que el coordinador, y el público asistente, les han propuesto. Algunos de los temas que se han tratado son: la crisis del Estado del bienestar en Europa “un enfermo que no acaba de morir”, en palabras de Aliena, o la inexistencia de éste en el modelo político-social norteamericano.

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