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La esquina de los caramelos baja las persianas para siempre

La esquina de los caramelos baja las persianas para siempre
  • La Casa de los Dulces ha cerrado este domingo sus puertas 63 años después al no conseguir sus dueños una prórroga del alquiler

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La esquina de los caramelos baja las persianas para siempre - (foto 2)
La esquina de los caramelos baja las persianas para siempre - (foto 3)

Bajó este domingo la persiana para no volverla a levantar. La Casa de los Dulces, también conocida como casa de los caramelos, vendía este domingo los últimos dulces de sus 63 años de historia. Les Corts, propietaria del local desde el año 2005, no prorrogará el alquiler tal y como les avanzó elperiodic.com hace unas semanas.

Emilia García, dueña del comercio, intentó llegar a un acuerdo para prorrogar el contrato y que fuera incluso de año en año aunque finalmente no ha surtido efecto. El local en el que se ubica la tienda, muy cerca de la Plaza de la Virgen, fue comprado por el parlamento valenciano para ampliar su espacio. El edificio está actualmente en obras aunque se desconoce el uso que se le dará a partir de ahora.

La tienda ya no ha abierto este lunes aunque hasta dentro de unos días no termina el contrato. Su dueña explicaba a elperiodic.com que durante estos días tendrán que terminar de vaciar el local y solucionar todos los temas pendientes. Pese a ello, su intención no es cerrarla para siempre si se encuentra una nueva ubicación.

Pero mientras ese momento llega, este domingo muchos clientes habituales y otros tantos curiosos se acercaban a la tienda para comprar el último caramelo y despedirse de una tienda que forma parte ya de la historia de Valencia. Incluso este lunes eran muchos los que se paraban frente al local, ya cerrado, porque ha sido una noticia que ha pillado por sorpresa a muchos valencianos.

Parte de la historia en la ciudad de Valencia

La tienda de los caramelos fue fundada en 1953 por el padre de Emilia García, Vicente, que regentaba hasta entonces una frutería. Todo comenzó cuando Vicente puso una cesta de caramelos Pictolin en su mostrador. Desde ese momento fue creciendo hasta llegar a ser todo un referente, con turistas que se paraban a sus puertas para inmortalizar una estampa que, desde hoy, dejará de fotografiarse.

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