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La Filmoteca dedica un ciclo al cineasta francés Jean Eustache

La Filmoteca dedica un ciclo al cineasta francés Jean Eustache
  • Las proyecciones tendrán lugar entre el 5 de junio y el 15 de julio

  • El ciclo comprende toda la filmografía del máximo representante de la llamada “segunda nouvelle vague”

La Filmoteca dedica un ciclo al cineasta francés Jean Eustache, máximo representante de la llamada “segunda nouvelle vague”. Las proyecciones tendrán lugar entre el 5 de junio y el 15 de julio.

Nacido al cine con la Nouvelle Vague o un poco después, su obra es clave dentro del cine europeo de la década de los 70, e indudablemente ligado a la cultura de Mayo francés del 68. Su vida y su obra estuvieron indisolublemente ligadas a una búsqueda obsesiva de la verdad. Por este motivo, no se dejó condicionar por las imposiciones del mercado, ni se sujetó a duraciones, formatos o sopores comerciales.

El crítico argentino David Oubiña afirma que “debido a la obstinación por mantenerse rigurosamente ligado a su época, es probable que Eustache no logre incorporarse al Olimpo de los grandes directores de la historia del cine; pero su obra permanecerá, de manera indudable, como un documento clave sobre la década de 1970. ¿En qué medida es posible olvidar la imagen de cineasta maldito que la crítica y el propio Eustache promovieron: el dandy esquivo y reticente, encerrado en sí mismo; el artista extremo, intransigente, montaraz; el suicida en potencia, melancólico e incomprendido, que sólo vive y muere por su arte? Todo esto forma parte de una obra que se inscribe fácilmente dentro de esa tradición tan francesa del romanticismo y la bohemia, junto a Rimbaud, Verlaine o Baudelaire.”

El ciclo comienza el viernes 5 de junio con el programa denominado Les mauvaises fréquentations, compuesto de dos míticos mediometrajes: Du côté de Robinson (Cerca del Robinson, 1963) y Le père Noël a les yeux bleus (Papá Noel tiene los ojos azules, 1966), sus primeras películas.

A lo largo de su obra, Eustache se mantiene sobre la delgada línea que separa la ficción del documental: sus obras de ficción parecen estar registrando la realidad del momento en el que fueron filmadas, y en sus documentales hay una suerte de “realidad compuesta” que nos lleva a reconocer la debilidad de la categoría “documental”, como declara Luc Moullet al referirse a Le cochon (1970) o las dos entregas de La Rosière de Pessac (1968 y 1979). El primero es un documental etnográfico codirigido con Jean-Michel Barjol que registra la matanza de un cerdo y el proceso por el cual se transforma en productos alimenticios. El segundo es un regreso a la infancia de Eustache para filmar un documental sobre la elección de la “doncella” de la localidad, la joven más virtuosa de Pessac.

Pero el largometraje que le dio la fama internacional y el reconocimiento de la crítica fue La maman et la putain. Considerada por Serge Daney (Cahiers du cinéma) como “el mejor film francés de la década”, su fortaleza radica en la insolencia con que mezcla sentimientos de derecha y sexualidad de izquierda. Protagonizada por el actor fetiche de Truffaut, Jean-Pierre Léaud, el film se ha erigido como un icono de las utopías revolucionarias del 68. La película obtuvo la Palma de Oro del festival de Cannes y fue un gran éxito de taquilla, a pesar (o debido a) del escándalo que  le rodeó. Narra la relación vacilante de un joven intelectual parisino con una mujer algo mayor que él y una enfermera algo más joven.

Convertido ya en un favorito de la crítica, Eustache retomó un antiguo proyecto autobiográfico, Mes petites amoureuses (1974), la historia de un chico de trece años que descubre la vida, los primeros amores y las primeras películas. En sus dos últimas películas, el documental para televisión Le Jardin des délices de Jérome Bosch (1979) y el corto Les Photos d’Alix (1980), un objeto estético (una pintura de Bosch o una serie de fotografías) coexiste con un punto de vista oblicuo que por momentos parece contradecir por completo a lo que se ve en pantalla. Luc Moullet afirmó que “ambas parecen estar planteando un juego al espectador, quien debe tratar (en vano) de dar sentido a lo que el director está ocultando y determinar si lo que se le muestra es una ficción o un documental.”

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