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La IAM recupera 42 partituras para tecla de Tomás Ciurana

La IAM recupera 42 partituras para tecla de Tomás Ciurana

    La Institución Alfons el Magnànim ha ampliado la colección ‘Partitures’ con “Tomás Ciurana (1761-1829). Obras para tecla” que recupera 42 partituras del compositor valenciano.

    La publicación dedicada a la música de Ciurana (Peñíscola 1761–Xátiva 1829) ha sido transcrita, revisada e introducida por Vicente Ros y cuenta con una nota previa de Anna Jastrzebska-Quinn.

    “Tomás Ciurana (1761-1829). Obras para tecla” incorpora un disco compacto con la música del presbítero compositor y organista valenciano interpretada por Vicente Ros al órgano y Anna Jastrzebska al piano.

    Tres órganos vinculados con Ciurana

    Para la grabación del disco se han utilizado tres órganos emplazados en iglesias directamente vinculadas con el compositor y con su obra: la basílica arciprestal de Santa María de Morella, la ermita de Sant Feliu de Xàtiva y la parroquia de San Nicolás de Valencia.

    Ciurana fue organista titular en las iglesias de Morella y Xàtiva y en San Nicolás ocupó el cargo su hermano Manuel, “cosa que nos hace suponer que también en esta parroquia debió sonar la música de Tomás”, arguye Ros.

    Un eslabón esencial del clasicismo valenciano

    Tal como destaca Vicente Ros, Tomás Ciurana Ardiol constituye “uno de los eslabones esenciales para que el discurrir de la historia de nuestra música pueda manifestarse con todas las secuencias propias”.

    El hallazgo del importante número de obras que se incluyen en esta publicación “contrasta con la única fuente que hasta el momento conocíamos, los cuatro Pasos publicados en el siglo XIX por la editorial valenicana Antich y Mena, algo ciertamente insuficiente para juzgar la valía y trascendencia de la obra y figura de un músico Tomás Ciurana”, explica el catedrático y concertista de órgano, Vicente Ros.

    Composiciones para tecla

    La producción que se conoce del compositor es exclusivamente para tecla. Dentro de ella cabe diferenciar por una parte, la destinada al órgano y al servicio de la liturgia –pasos, fugas y versos- y, por otra, las sonatas, de utilización más imprecisa.

    Según Ros, las partituras publicadas llenan un vacío de la musicología, del clasicismo valenciano y han sido recuperadas gracias al “esfuerzo conjunto de distintos investigadores desde los archivos históricos y musicales de Barcelona, Chelva, Morella, Orihuela, Peñíscola, Tortosa, Valencia, Vila-real y Xàtiva, junto con el arduo trabajo de los músuicos realizado a través del estudio, transcripción, revisión, interpretación y grabación en doble CD al piano y al órgano de las obras”.

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