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La urbanización es el principal motivo

Dos tercios de la huerta valenciana han desaparecido en el último medio siglo

    El geógrafo valenciano Víctor Soriano ha obtenido unos datos reveladores sobre la situación de la huerta de Valencia, un paisaje cultural de inmenso valor. Un 64% de las aproximadamente 15.000 hectáreas que existían en el ámbito regado por las acequias del Turia en 1956 ha desaparecido desde entonces por diferentes causas, aunque la urbanización es la principal.

    Se trata de los resultados de un completo estudio centrado en evaluar la evolución de la huerta valenciana mediante la interpretación y referenciación geográfica de las fotografías aéreas disponibles de 1956, 1977, 1991 y 2011, del que se ha obtenido una cartografía completa y analizada sobre la evolución de este paisaje cultural.

    El avance urbanizador y la construcción de infraestructuras -como el nuevo cauce del río Turia- han sido los principales responsables de la destrucción de los cultivos hortícolas, aunque las cifras desmontan algunas ideas preconcebidas.

    Así, mientras en las dos décadas de 'boom' inmobiliario desaparecieron unas 1600 hectáreas de huerta, en los años finales del franquismo esa cifra crece hasta situarse por encima de 6000 hectáreas. "Casi la mitad de toda la huerta conservada a inicios del siglo XX pereció las dos décadas desarrollistas por una nefasta planificación urbanística, incluso peor que la de la posguerra", afirma Soriano.

    Pero el autor del estudio no se limita a cuantificar las pérdidas. "Los geógrafos y otros profesionales del territorio deberíamos dejar de limitarnos a hacer reproches a la política urbanística y atrevernos a lanzar propuestas", dice Soriano, quien plantea diferentes soluciones para salvaguardar la huerta que todavía subsiste.

    El geógrafo insiste en que "debemos permitir que se compatibilicen usos no tradicionales en las construcciones en la huerta, desde hostelería hasta despachos profesionales, buscar fórmulas que garanticen la rentabilidad agraria, proteger la huerta y, sobre todo, incorporarla a la vida ciudadana", eso sí, "sin condenar el hipotético crecimiento futuro de la ciudad que estaría más que garantizado si promoviésemos la densificación de las urbanizaciones del eje de la Pista de Ademuz".

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