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La Cofradía de la Buena Muerte indultó al preso, que es cofrade de Alboraia

El Paso de Misterio de la Crucifixión brilló con luz propia en el Canyamelar en el Sábado de Pasión

El Paso de Misterio de la Crucifixión brilló con luz propia en el Canyamelar en el Sábado de Pasión
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    El Paso de Misterio de la Crucifixión brilló con luz propia en el Canyamelar en el Sábado de Pasión - (foto 2)
    El Paso de Misterio de la Crucifixión brilló con luz propia en el Canyamelar en el Sábado de Pasión - (foto 3)
    El Paso de Misterio de la Crucifixión brilló con luz propia en el Canyamelar en el Sábado de Pasión - (foto 4)

    El Sábado de Pasión en la Semana Santa Marinera tuvo grandes momentos, momentos cumbres de una semana que labran día a día los cofrades de las 31 hermandades y cofradías: el indulto del preso en la iglesia de Santa María del Mar; la salida a costa de el paso de Misterio de la Crucifixión con su otro paso de Virgen y la magna procesión de los Siete Faroles en el Cabanyal con la primera salida a la calle del Paso de Misterio de la Coronación de Espinas, el del escultor sevillano Juan Manuel Miñarro.

    Los Poblados Marítimo fueron un reguero de gente que iba de un barrio a otro: del Grao al Cabanyal pasando por el Canyamelar y mientras sus bares y restaurante comenzaban a llenarse de gente presta para cenar o tomar unos refrescos en unas jornadas con temperaturas primaverales.

    Francisco, el nombre del preso, entró a la iglesia del Grao cubierto con una caperuza negra y se colocó junto al Hermano Mayor, José Antonio Martín, en el primer banco del templo escuchando atentamente al párroco Antonio Diaz quien al terminar su homilía leyó el decreto del indulto.

    Fue en ese momento cuando el también cofrade de la Hermandad del Huerto se retiró su caperuza y descubrió su rostro con ojos enrojecidos de alegría tras obtener libertad pública. Y tuvo lugar junto al coronel de la Guardia Civil y la mirada de un mando de la Policía Local de Valencia y otro del Cuerpo Nacional de Policía además de varias decenas de personas asistentes a la misa, entre fieles y cofrades de otras cofradías.

    Y participó en el cortejo procesional con el Cristo de la Buena Muerte obra de los artesanos Latorre y Sanz que salió a la calle a hombros de sus portadores.

    Eso sucedía en el Grao mientras en paralelo el Paso de Misterio de la Crucifixión volvía a recorrer sus calles, las del Rosario, Mediterráneo, José Benlliure y hasta llegar a la plaza del Rosario a los sones de su banda, la de la Crucifixión, y detrás le siguió el paso de la Virgen. Dio gusto ver las calles de éste núcleo lleno de gentes ávidas de ver el paso de los Grafía agolpado en las estrechas aceras mientras escuchaban los tañidos del llamador que hacía el capataz Carlos Lloréns. Pero espectacular volvió a ser el encuentro entre la Virgen y el paso de Misterio al termino del acto.

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