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Nace en La Fe el segundo bebé cuya madre fue sometida a cirugía láser intrauterina

  • Esta intervención se empleó para combatir el síndrome de transfusión feto-fetal en el embarazo gemelar

  • Tras la operación las posibilidades de supervivencia para uno de los fetos es del 80% y del 60% para ambos

Ha nacido en el Hospital Universitari La Fe el segundo bebé cuya madre fue intervenida con cirugía láser intrauterina para tratar el síndrome de transfusión feto-fetal con el que se estaba desarrollando el embarazo gemelar.

El doctor Alfredo Perales, jefe del servicio de Obstetricia, ha señalado que “gracias a la coagulación por láser de los vasos sanguíneos comunicantes entre los gemelos se ha podido salvar la vida de al menos uno de los fetos, lo que ha posibilitado el nacimiento de esta niña”.

Este tipo de cirugía se realiza entre las semanas 18 y 26 de gestación, mediante la introducción de un minilaparoscopio en el útero de la embarazada, a través del que se pasa una fibra de láser de 0.4 milímetros. Una vez alcanza el interior del útero, se coagulan los vasos sanguíneos comunicantes entre los dos fetos, con el objetivo de suspender el intercambio desequilibrado de sangre que se realiza entre ellos, debido a esta patología de síndrome de transfusión feto-fetal.

Se ha demostrado que optar por esta intervención cuando ocurre esta complicación aumenta las posibilidades de supervivencia de los fetos, si bien éstas varían en función de la gravedad y de la precocidad en el desarrollo del síndrome. No obstante, las posibilidades de que sobreviva uno de ellos son del 80% y de que lo hagan ambos alcanzan el 60%.

Esta intervención se realiza en Hospital Universitari La Fe desde hace un año y en su implantación y buenos resultados ha sido fundamental la participación de los equipos de Alto riesgo Obstétrico, Ecografía Obstétrica, Anestesia y Pediatría con Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales.

La primera intervención en España de este tipo de cirugía fetal intrauterina para combatir este síndrome se realizó en el Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona, en colaboración con la Universidad de Lovaina (Bélgica). Actualmente también se realizan este tipo de intervenciones en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada.

Síndrome de transfusión feto-fetal
Esta patología de comunicación de los vasos sanguíneos entre los bebés se denomina síndrome de transfusión feto-fetal, propio de los embarazos gemelares que comparten una sola placenta y están separados por una sola membrana. De hecho, aparece en uno de cada mil embarazos, y el en caso de los gemelares hasta el 15% de los casos que comparten la misma placenta. En estas situaciones, se trata de gemelos idénticos, aunque con diferencias físicas de altura o complexión, como resultado del aporte sanguíneo desigual, por las conexiones de los vasos.

En los embarazos dobles, para que los bebés puedan desarrollarse y alimentarse bien, necesitan disponer de un torrente sanguíneo independiente, que les abastece de oxígeno y alimento. Sin embargo, cuando los cordones umbilicales de los bebés llegan a la misma placenta, pueden darse conexiones entre los vasos sanguíneos (arterías y venas) de un feto con los del otro.

En la mayoría de los casos, este intercambio sanguíneo es igual en un sentido y en el otro, pero hay un 15 % en los cuales un bebé comienza a recibir más sangre y el otro a perder, es lo que se conoce como el bebé donante y el bebé receptor.

En este caso, un feto bombea sangre al otro. Éste otro, llamado feto receptor, recibe demasiada sangre y el feto donante no recibe suficiente. Este último no crece correctamente, apenas orina y tiene muy poco líquido amniótico. Puede morir por falta de sangre, lo que significa la falta de oxígeno (hipoxia). El feto receptor recibe demasiada sangre y crece mucho. Intenta regular la situación orinando mucho, por lo que dispone de mucho líquido amniótico. Puede morir a causa de una sobrecarga cardíaca y desarrollar además edemas generalizados (hidrops fetal).

Esta es una situación extremamente peligrosa para los dos bebés y si no se actúa cuando la manifestación es precoz la mortalidad es del 85% y se estima que la posibilidad de secuelas neurológicas del 35%.

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