Últimos días para visitar la exposición de Alejandro Casanova

El Centro de Arte Tomás y Valiente (CEART) de Fuenlabrada acoge hasta el próximo 6 de noviembre la exposición ‘Intimistas’ del pintor valenciano Alejandro Casanova. Con este lema tan sugerente el artista transforma los interiores domésticos en escenarios de reflexión, no solo para cuestiones que preocupan al ser humano, sino también para redescubrir un modo de hacer pintura.

Las obras que se exponen en el CEART son el resultado de un tiempo de trabajo que no se prolonga más allá de 2012. Aunque Casanova nunca trabaja por series, la exposición es un conjunto unitario y homogéneo de piezas que repiten el mismo patrón. Escenarios domésticos como una terraza, el baño, el estudio o un salón con la omnipresente figura femenina desnuda. Otros invitados que se cuelan en estos espacios de intimidad son algunos modelos masculinos y un can de aspecto sumiso y algo asustadizo que busca la complacencia del amo.

El tema del desnudo en el quehacer de Casanova es una constante desde hace varios años. Se trata siempre de un desnudo viudo, sin artificios ni pose. Las formas femeninas no se muestran sensuales para regocijo visual del espectador, sino naturales. El público se siente voyeur de una escena que está contemplando en primer plano sin sobrepasar jamás el límite de lo obsceno. De ahí el título de la exposición, que nos retrotrae a un momento de intimidad, bien sea una conversación cotidiana en el baño o un instante cibernético a través de las ondas de un portátil que nos roba el sueño.

Las composiciones no son fruto del azar, son estudios muy cerrados con la visión del personaje en el centro del lienzo. Casanova se muestra preocupado por crear una rítmica del personaje al centro favoreciendo esa atmósfera de intimidad tan necesaria para atraer al espectador.

La incorporación del perro en este universo nos sirve para adentrarnos en el plano más simbólico y personal del autor. El animal representa por un lado la cotidianeidad de la vida. “Me encanta pintarlos. Creo que cuando lo hago soy yo. Los veo siempre sumisos, atendiendo a las necesidades de la modelo”, señala el artista. Pero además el perro tiene un simbolismo muy claro en la historia de la pintura que es el de la fidelidad. “Yo también soy fiel y creo en la honestidad por encima de todo”, abunda. Casanova recurre al can para manifestar una crítica abierta a la falta de compromiso de nuestra sociedad en general y al atesorar experiencias emocionales puntuales, huyendo del compromiso.

En este sentido la obra de Casanova tiene un perfil muy autobiográfico y crítico que no se percibe a simple vista. El artista también plantea una censura a la pintura espectáculo, algo fría a ojos de este artista. La despersonalización de cierta pintura actual donde formalmente apenas se perciben diferencias entre los artistas es el caballo de batalla del pintor. “A mí me interesa la pintura en si misma. Cada imagen me lleva a una forma de pintar, más matérica, menos matérica, más dulce, menos dulces…”, explica Casanova.

Alejandro Casanova nace en la ciudad de Valencia en 1981. En la capital de Turia cursa los estudios de Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia donde destaca por su brillante expediente académico. Tras sus estudios de licenciatura se desplaza a Tenerife donde sigue formándose en estudios superiores y alcanza el Diploma de Estudios Avanzados (DEA) gracias a varias becas de investigación. Su primera exposición individual la realiza en el año 2005 en Valencia, con 24 años, y desde entonces no ha dejado de participar en proyectos tanto colectivos como individuales. Pese a su juventud atesora ya varios galardones como el Primer Premio del XI Certamen de pintura La Colmena de Cerredo (Asturias) o la Mención de Honor en el XXVIII Certamen de Artes Plásticas que organiza el Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo (Salamanca).