Españeta muestra los baúles de su memoria

Bernardo España, “Españeta”, es una parte de la historia del Valencia, Club de Fútbol S.A.D., nació el 1 de mayo de 1938, lleva más de 47 años al servicio del club blanquinegro. Primero como recogepelotas, después como utillero y ahora supervisando el trabajo de quienes con el paso del tiempo le sustituirán en el duro trabajo de tener las equipaciones en regla para cada partido, tanto en Mestalla como lejos de Valencia.

Recorrimos las tres exposiciones de “El Planeta del Fútbol” que pueden visitarse en el MuVIM y que trajo tantos recuerdos a Españeta, presidentes, jugadores, anécdotas. El Valencia ha cedido los baúles de Españeta en los que acumula toda su memoria. Desde su llegada al Valencia, C.F. hasta hoy, toda una vida.

Bernardo España se mostraba encantado de la idea de que se haya organizado esta exposición coincidiendo con la Eurocopa. “Creo que es una gran idea de la Diputación de Valencia y por ello quiero felicitarles. Se ven aspectos del fútbol que de no ser así pasarían desapercibidos, al margen de que hay grandes recuerdos que deben conocer aficionados y curiosos”.

Recogepelotas del Mestalleta
Su llegada a la “catedral del valencianismo” fue para ejercer como recogepelotas en el equipo filial, el Mestalleta. “Allí estuve cinco años hasta que un día Vicente Peris me preguntó: ¿Tú quieres estar en el Valencia? Yo le dije que sí, que encantado y llevo 47 años aquí”.

De todos los presidentes que ha conocido principalmente habló de tres - tampoco hubo tiempo para hablar de más- y se refirió a Julio de Miguel, como un gran presidente, “con él se consiguieron 2 Copas de Ferias, 1 Copa y 1 Liga. Tenía un gran prestigio personal, era un hombre muy serio”.

El segundo presidente al que hizo especial referencia fue José Ramos Costa: “Con él llegaron el técnico Heriberto Herrera y jugadores de la talla de Castellanos, Diarte, Carrete, Botubot, Arias y Kempes. Mas tarde llegarían Solsona y Bonhof”.

De Arturo Tuzón recuerda que “le tocó bailar con la más fea, pues tuvo que preparar un proyecto para devolver al Valencia a 1ª División. Saneó la entidad en los años 80 y lideró su transformación en Sociedad Anónima. Durante su presidencia llegaron jugadores de la talla de Lubo Penev y Mijatovic”.

Se siente muy querido
Bernardo confiesa que “soy amigo de todo el mundo. Creo que me quieren mucho porque yo quiero también a todos. No tengo enemigos, porque si me piden un favor siempre estoy dispuesto. Por ello, me siento muy querido y valorado dentro del club y en el vestuario”.

Tiene infinidad de anécdotas con los jugadores. “Todos son unos fenómenos. Son como hijos para mí. Desde los que empiezan hasta los consagrados, todos han tenido siempre gestos muy humanos conmigo. Y hasta me han brindado goles. El último, Jordi Alba, se vino con un rayo al banquillo y pensé que se dirigía a algún compañero, pero me hizo salir y me lo dedicó. Esto no tiene precio”.

Recordó los tres goles que le dedicó Villa, Silva, Mata, y un sinfín de jugadores más que han pasado por el Valencia como Rielo, Ayala, Angloma, Baraja. Una enciclopedia viviente.

Mario Alberto Kempes
Jugadores por el Valencia han pasado muchos y muy buenos, pero “para mí Kempes ha sido el mejor, aparte de lo que ha sido para el Valencia, a mí me ayudó mucho. Se portó muy bien conmigo, tanto dentro del campo como fuera, le estaré agradecido toda la vida”.

Españeta no sabe por qué no está Kempes en el clubo, “eso no lo sé, es un hombre muy preparado y estoy seguro que algún día volverá”.

Si en el terreno de juego era un extraordinario jugador, “en el vestuario te partías de risa con él. No puedo olvidar tampoco en esta faceta a jugadores como Piojo López, Carboni o Botubot, que era andaluz, de Cádiz, que nos reíamos con él cantidad. Te podría decir muchos más”.

Más de 20 años viajando
Nos detuvimos ante las cestas de mimbre y los baúles con que se transportaba antes todo el material. Bernardo explicó la función de cada uno de ellos. Le hizo mucha gracia un maletín que hay en la exposición. “Es el que utilizaba el médico cuando saltaba al campo a atender a algún jugador lesionado. Está impecable”.

Ante los báules quiso tener un especial recuerdo con sus compañeros de profesión que había visitado durante esos 20 años y en especial tuvo un recuerdo con el del Real Oviedo, “siempre que iba allí me invitaba a una fabada y yo correspondía en sus visitas a Valencia con una paella”. Al final, lo mejor de toda esta trayectoria de más de 20 años son los amigos que has hecho”.

Otra parte de la exposición que le agradó mucho fue la sala donde se encuentra un ataúd con el escudo del Valencia, “lo miro de reojo, pero es un espectáculo. Ahora nos reímos, pero el que tenga que ir dentro le hará menos gracia”.