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El Centre Cultural La Nau inaugura una sobre la huella humana en el paisaje

El Centre Cultural La Nau inaugura una sobre la huella humana en el paisaje
  • El artista Paco Valverde presenta una treintena de fotografías sobre zonas mineras españolas

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El Centre Cultural La Nau inaugura una sobre la huella humana en el paisaje - (foto 2)
El artista visual Paco Valverde aborda una vez más cuestiones relativas al paisaje. En esta ocasión su objetivo son las zonas mineras españolas. Desde Murcia a Asturias, pasando por León o Andalucía. Este es precisamente el leit-motiv de las 38 imágenes de la exposición Minas. Paisajes explorados. Paco Valverde, que se pueden contemplar en la sala Estudi General del Centre Cultural La Nau de la Universitat de València. Esta exposición es fruto de la colaboración desarrollada, en materia cultural, entre la Universitat de València y el Ajuntament de Elche.

La muestra, que está comisariada por Begoña Martínez Deltell, se inaugurará mañana, día 12 de mayo, a las 20 horas, y permanecerá abierta hasta el próximo 28 de agosto. El acto de inauguración de hoy, a las 20 horas, contará con la presencia e intervenciones de Antonio Ariño, vicerrector de Cultura, Igualdad y Planificación de la Universitat de València, el gerente del Instituto Municipal de Cultura de Elche, Joan Antoni Oltra, la comisaria de la exposición Begoña Martínez Deltell y el artista Paco Valverde.

Para realizar esta muestra, Paco Valverde se ha dedicado a recorrer durante más de dos años, según explica Martínez Deltell, distintas minas sin actividad industrial que salpican la geografía española. Algunas de ellas se utilizaban hace más de dos mil años, en época de los romanos, porque eran lugares de gran importancia debido a su riqueza de minerales, entre los cuales se pueden destacar: Cabárceno, La Unión, Río Tinto, Mazarrón, Ojos Negros, etc. El resultado del trabajo “es una interesante propuesta sobre estos hitos patrimoniales, industriales, paisajísticos y humanos” en el espacio.

“Cuando contemplamos la belleza de las imágenes construidas por la mirada del fotógrafo, tomamos conciencia de que no nos encontramos ante un monumento, una obra construida por los seres humanos y realizada para gloria, honor y memoria de gestas individuales o colectivas, sino ante el resultado del abandono y la derrota”, explica el vicerrector de Cultura, Igualdad y Planificación, Antonio Ariño.

Las fotografías recogidas con el rigor de un trabajo de campo del artista describen el paisaje como un estudio de arqueología, valorando la ruina y su repercusión en el entorno, o como la suma de factores socioculturales que determinan el estado actual de las cosas. Es también el trabajo de un caminante comprometido que muestra unos paisajes turbadores por la indeleble huella del hombre.

Las áreas recorridas fueron explotadas desde la Antigüedad. En muchas de ellas, durante los siglos XIX y XX se alcanzaron grandes rendimientos, hasta que, a finales del pasado siglo, la mayoría de dichas zonas dejó de ser rentable, siendo abandonadas sus instalaciones y quedando el entorno seriamente dañado. En la actualidad, se han arbitrado planes de recuperación en algunas de estas zonas, que tienen en cuenta tanto la vertiente turística como la cultural, pero que en casos concretos también inciden en cuestiones como la identidad y la valoración del patrimonio.

Las antiguas cuevas, chimeneas, galerías, se muestran ahora como arqueologías que componen el lugar y el paisaje. Los paisajes son fruto de la tensión entre el presente y el pasado; son un fenómeno cultural que potencia la aparición una forma de geografía humana menos topográfica, lejana a la tradición de paisaje como palimpsesto de restos.

Esta nueva realidad se nos presenta a través de aspectos sociales de múltiples claves, que tienen como intención la recuperación de dichos espacios para ofertarlos con fines pedagógicos, medioambientales y de ocio. Con todo esto se pretende iniciar una nueva etapa, donde el pasado y el presente convivan.

“En esta exposición hago una revisión del término paisaje, porque lo que me interesa es la relación e interacción que el hombre tiene a lo largo de la historia con el mismo y para eso he escogido un elemento: las minas”, señala el artista jienense afincado en Elche para quien el paisaje “no es una extensión de terreno sino cómo este se relaciona con las personas”.

A lo largo de la exposición, pueden verse minas como la de Cabárceno en Cantabria, que tras el cese de su actividad se han reconvertido, en este caso en un zoológico. Otras, como la de Portmán (Murcia) y La Carolina (Jaén), en la que la arqueología industrial ha quedado abandonada y ha sido la propia naturaleza la que ha reconquistado su territorio. El color de las instantáneas, las hay en color y en blanco y negro, no es casual y suele estar asociado con el mensaje que quiere transmitir el artista. Las de blanco y negro suelen descubrir paisajes más deteriorados y ruinosos frente a las que presentan variedad cromática.

Esta exposición, por tanto, aborda cuestiones relativas al paisaje, entendido no solo como un conjunto de las marcas que se van dejando en el terreno, sino como el resultado de la relación de la gente con su entorno. La visión arqueológica de esta muestra no contempla únicamente la ruina y la historia, sino también el conjunto de relaciones sociales que hasta el día de hoy han intervenido en el territorio.

El recorrido por las zonas mineras que se propone con este proyecto expositivo cuestiona la dimensión contemporánea del paisaje; una imagen a la medida del ser humano, ya que de su mano, y a lo largo de la historia, la transformación del medio natural es constante.

En un plano mucho más amplio el proyecto, que abarca múltiples lugares de la geografía, española plantea la repercusión que tienen determinadas épocas históricas, y cómo estrategias concretas dan lugar a las actuales morfologías de nuestros territorios. Es decir, que de aquellos primeros asentamientos promovidos por la extracción de mineral deviene el conjunto de asentamientos, carreteras y líneas fronterizas que actualmente constituyen la geografía contemporánea.

Esta exposición, por tanto trata de demostrar que el paisaje no solo es el lugar donde vive la gente, la forma que tiene esta tierra, o el espacio que se contempla desde un mirador, sino un "lugar" resultado de la intervención humana.

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