El Museu Valencià d’Etnologia deconstruye la imagen europea de los gitanos en una “insólita” muestra fotográfica organizada junto al Museo de Etnografía de Budapest
La exposición abarca unos 125 años y deconstruye, con la ayuda de fotografías la imagen que la mayoría de la población europea se ha formado de los gitanos, mostrando también la propia imagen que los gitanos tienen de sí mismos. “Es una insólita exposición que muestra una realidad de la que la presidencia europea, ostentada durante este primer semestre de 2011 por Hungría, no quiere huir”, ha señalado la embajadora de Hungría en España.
Bucsi ha explicado que una de las cuatro grandes líneas de actuación de la presidencia europea húngara es apoyar la inclusión social de grupos y etnias como la gitana, “aún hoy en situación de exclusión social y económica y con alto riesgo de ser catalogada a través de estereotipos y prejuicios”.
En su intervención, el diputado Salvador Enguix, ha mostrado su agradecimiento “a todas las personas e instituciones que han colaborado para que hoy podamos mostrarles esta magnífica muestra, Gitanos de Hungría y muy especialmente quisiera brindarle una cálida bienvenida a la embajadora de Hungría en España, Edit Bucsi; a la secretario de Estado de Comunicación de Hungría, Borbalá Papp-Váry, así como al cónsul honorario de Hungría en Valencia, Andrés Goerlich y por supuesto al gerente de obra social Caja Madrid, José Blanca por creer en este proyecto y participar en su patrocinio”.
Por su parte, Borbála Papp-Váry, secretario de Estado de Comunicación de Hungría, ha destacado que una de las prioridades de Hungría es presentar en Europa las diferentes culturas en una estrategia conjunta desarrollada por la triple presidencia europea España- Bélgica- Hungría. “Gracias a esta exposición acercamos a todos los pueblos una nueva imagen de la cultura gitana”.
El grupo húngaro Karavan Family, una formación de música húngara que mezcla sonidos y ritmos balcánicos con el jazz y el blues. Karavan Family ha amenizado la presentación con la interpretación de varias piezas populares húngaras. Enguix ha avanzado que el grupo también actuará esta tarde tras el acto oficial de inauguración de la exposición en los patios del Centre Cultural la Beneficencia.
“Y durante el periodo de exhibición de la exposición, el Museu Valencià d’Etnologia ha programado un ciclo conciertos de música húngara. Asimismo durante el mes de abril se realizarán unas jornadas relacionadas con el contenido de la exposición”, ha añadido Enguix.
Al encuentro con medios de comunicación también han asistido el director del Museu Valencià d’Etnologia, Joan Seguí; y los comisarios de la muestra Péter Szuhay y György Szelják, ambos conservadores del Museo de Etnografía de Budapest.
La exposición “Gitanos de Hungría” plantea relación entre lo representado, el pueblo gitano, y el papel del fotógrafo que realiza las fotografías: se trata por tanto de saber si cualquier selección de fotografías puede reflejar auténticamente la historia de los gitanos de Hungría (o de cualquier otro país), o si constituyen para el espectador tan solo una “realidad” científica y artística, construida por autores y redactores.
En este sentido las distintas visiones del mundo y los distintos modos de ver la realidad, con sus influencias sociales y políticas son también protagonistas a la hora de representar la imagen de este pueblo.
La mayoría de las fotografías de gitanos que conocemos no fueron hechas por gitanos. Entre las fotografías de gitanos de que tenemos constancia, muy pocas fueron encargadas por gitanos, y sólo en contadas ocasiones pudieron éstos tener alguna influencia sobre el fotógrafo a la hora de ser retratados.
Por ello, los gitanos aparecen en la mayoría de las imágenes como “víctimas”, ya que en general no se dejaban fotografiar por voluntad propia; del mismo modo, que tampoco se les inmortalizaba en escenas cotidianas elegidas por ellos sino que, independientemente de su voluntad, se convertían en objetos de investigaciones etnográficas, antropológicas o sociológicas, o bien, gracias a los reportajes fotográficos, en objeto de determinados fines políticos.
Desde luego, esto no significaba que en la relación que se creaba entre fotógrafo y fotografiados durante las diferentes sesiones, los gitanos no estuviesen dispuestos a colaborar o no se sintiesen a gusto; pero es necesario subrayar que fotografiarlos representaba, después de todo, la voluntad impuesta de un universo cultural más allá del suyo. La pregunta más importante continúa siendo, a pesar de todo, si las fotografías se centran en las personas fotografiadas o en los autores de las mismas.
La exposición se compone de 160 fotografías, un gran número de objetos y audiovisuales.
