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Per José Fco. Gálvez - Secret. Medio Ambiente EU Marina Alta
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¿Qué Pasa En El Mundo?

    La revolución agrícola se hace cada vez más necesaria a escala planetaria, los cultivos más rentables estos últimos años son la colza y la soja, para realizar biocombustibles, los lobbies del sector de la denominada agricultura industrial o “agrincultura” dominan ahora mismo de 60 a 80 millones de hectáreas de las tierras más fértiles del planeta, en África, Sudamérica, y algunos países asiáticos.

    Tierras robadas al campesinado o a la Naturaleza, con el objetivo de implantar un monocultivo donde la totalidad de sus habitantes han realizado durante miles y miles de años una vinculación global con el entorno por la avaricia ahora son desahuciados, con la única finalidad de desarrollar una actividad petrodependiente, (la agrincultura representa entre un 11% y un 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero).

    Nuestro estado siguiendo recomendaciones de los lobbies del sector, instalados en los parlamentos europeos cuyos dirigentes no son democráticamente elegidos, camina en el mismo sin sentido, pasamos de una agricultura biodiversa que sostenía precios públicos y lo más importante una soberanía alimentaria, pasamos en muy poco tiempo a una vulnerabilidad de alimentos cuyos productos recorren de media unos cinco mil kilómetros y una dependencia de alimentos del exterior incrementada año tras año. Todo bien empaquetado y envasado consumiendo de nuevo demasiada energía fósil, aumentando entre un 8% y un 10% la emisión de gases que calientan el planeta, en el recorrido hasta el punto de venta se hace necesario no romper la cadena de frío que conserva el producto, aumentando entre un 2% y un 4% las emisiones de efecto invernadero, frío que se convierte en una estufa para el planeta.

    El sistema alimentario de la agrincultura, presume de eficiencia, pero como hemos visto no es así, añadiendo el número de toneladas de alimentos que se desperdician al día en el mundo es alarmante, despilfarramos la mitad de lo que compramos, con tasas de mortalidad infantil por inanición, mantenidas por una especie que se autodenomina inteligente, con ejemplos como este debería pasar a denominarse parasitaria. Alimentos desperdiciados en vertederos que producen entre el 3% o el 4 % de gases de efecto invernadero. El sistema apoyado por los países desarrollados participa más o menos en la mitad de los gases responsables del cambio climático y que amenaza con destruir en breve los ecosistemas más bonitos del planeta, nuestros polos responsables del movimiento de las masas de aire y cuya desaparición amenaza con paralizar.

    Por tanto, la revolución agrícola, responsable; con el uso del suelo y el agua, consumo de alimentos frescos, feminizada pues sólo con la mirada crítica de la mujer seremos capaces de devolver el raciocinio a nuestras vidas en simbiosis con la diosa Naturaleza, es necesaria. Sólo de esta manera seremos capaces de reducir el 50% de la emisión de gases de efecto invernadero, corrigiendo la pobreza y la hambruna de millones y millones de seres humanos en La Tierra. Los únicos obstáculos son políticos y es ahí donde debemos centrar nuestros esfuerzos.

    Mientras ustedes han estado leyendo este artículo, haya muerto un niño o una niña por causas fácilmente evitables, varias especies de animales y/o vegetales han desaparecido sin que los seres inteligentes del planeta sepan de su existencia, una selva ha sido deforestada y/o incendiada para el beneficio de unos/as pocos/as, un humedal ha sido contaminado, una nueva bomba nuclear probablemente ha sido explotada en una falla.

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