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El Dr. Moliner incide en la importancia de la inteligencia emocional para el desarrollo del individuo a nivel personal y laboral

El Dr. Moliner incide en la importancia de la inteligencia emocional para el desarrollo del individuo a nivel personal y laboral
  • En la mente emocional está la capacidad de automotivación, empeño, control de impulsos, regular los propios estados de ánimo y la empatía

  • El mayor o menor manejo de las emociones contribuye al éxito o fracaso de una persona

  • Es importante el autoconocimiento para tratar de que las propias capacidades estén alineadas con la carrera profesional

La doctora María José Merino, facultativo del Hospital Doctor Moliner, ha realizado una charla en la que ha hablado de la inteligencia emocional como vía de desarrollo, tanto personal como en el terreno profesional, para que el individuo se sienta de este modo realizado.

En su intervención, la doctora Merino ha explicado que la inteligencia emocional “no es solo la capacidad de comprenderse a uno mismo, apreciando los sentimientos, temores y motivaciones propios, sino también la capacidad de comprender las intenciones, motivaciones y deseos de otras personas”. La inteligencia emocional se puede desarrollar durante toda la vida y permite aprender de las propias experiencias.

La mente racional piensa, pondera, reflexiona y alberga un coeficiente intelectual que solo mide algunos aspectos de la inteligencia humana. Por su parte, en la mente emocional se encuentra la capacidad de motivarse uno mismo, de perseverar en el empeño, controlar los impulsos, regular los propios estados de ánimo y empatizar y confiar en los demás.

De este modo, las habilidades e inteligencias de las personas “se enmascaran si no somos capaces de interactuar y relacionarnos de manera efectiva con otros seres humanos. Esto significa que el mayor o menor manejo de las emociones contribuye de forma importante al éxito o fracaso de una persona”.

Realización personal

Cada persona ha nacido con una serie de talentos y destrezas que es necesario desarrollar. Por ello, si no se utilizan en la vida profesional las propias capacidades, pueden aparecer ciertos síntomas, como insatisfacción generalizada y un posible odio al trabajo, problemas de salud (malestar, dolor de cabeza, contracturas, ansiedad, insomnio, depresión, fatiga crónica, alteraciones digestivas…), falta de adaptación al cambio, falta de atención a las oportunidades que se presentan, el entorno no respalda al individuo por falta de capacidad de aprendizaje (nunca es buen momento para avanzar…), miedo a expandir el sentido de uno mismo, autolimitación (aferrarse a una falsa seguridad), estancamiento en el pasado (que impide el crecimiento).

Por otra parte, si la persona se siente realizada con sus actividades, su vida profesional resultará satisfactoria: su actividad le resulta natural, la disfrutará y obtendrán reconocimiento sin buscarlo; parte de la recompensa del trabajo es sentir que se ponen las capacidades al servicio de los demás y la persona se siente bien consigo misma; si estamos en sintonía con nuestras capacidades, prestaremos atención a las oportunidades que brinda la vida para aprovecharlas; el entorno respalda nuestras decisiones y somos capaces de ordenar los hechos de manera tal que nos ayudan a movernos en la dirección que hemos elegido; predisposición a aceptar el cambio siempre y cuando ayude a avanzar por el camino elegido.

Dimensiones intrapersonales

Tres dimensiones intrapersonales conforman la inteligencia emocional: autoconocimiento, autorregulación y automotivación.

El autoconocimiento significa tener conciencia emocional, valoración de uno mismo y confianza en uno mismo. En este sentido, la doctora Merino señala que la conciencia de uno mismo “ayuda a reconocer las emociones mientras se manifiestan. Esta habilidad ayuda a resolver cualquier tipo de situación o problema que se presente, al tener claridad de la emoción que surge en cada momento. Además, es importante el autoconocimiento para tratar de que nuestras capacidades estén alineadas con nuestra carrera profesional”.

La segunda dimensión intrapersonal es la autorregulación, caracterizada por el autocontrol, la responsabilidad, la integridad, la flexibilidad y la creatividad. “Esta dimensión permite regular las emociones, manteniéndolas bajo control, evitando que nos entreguemos al impulso. Permite no tomar decisiones precipitadas ni ser víctima de los enfados”.

A su vez, la automotivación es el afán de logro, el compromiso, la propia iniciativa y el optimismo. “Debemos centrar nuestra atención en las soluciones, en lugar de hacerlo en los problemas”, apunta la doctora Merino.

Dimensiones interpersonales

Las dimensiones interpersonales de la inteligencia emocional son la empatía y las habilidades sociales.

La empatía es sinónimo de conciencia social, de sincronizarse con las emociones de otras personas y reconocer e identificar las situaciones de manera adecuada.

Por su parte, las habilidades sociales ayudan a elegir el mejor curso de acción para cada situación y están conformadas por aspectos como la influencia, la comunicación, el manejo de conflictos, el liderazgo, la facilitación de cambios, el establecimiento de vínculos, la colaboración y cooperación y el espíritu de equipo.

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