Manuel Barea: “Vertedero es la historia de una venganza sin detectives ni policías investigadores”

El escritor sevillano Manuel Barea, galardonado con el I Premio de Novela Negra de la Diputación de Valencia por su opera prima “Vertedero”, asegura que las primeras 24 horas tras saber el fallo del jurado “han sido raras, muy emocionantes, de mucha alegría aunque todavía ni me lo creo”.

El joven autor, de 24 años, se presentó al premio bajo el pseudónimo de Miguel Balaguer y ha conseguido imponerse a 73 competidores “porque su novela nos llamó la atención, sobre todo la original e interesante estructura así como la sólida construcción del personaje principal”, aseguró el jurado.

Según Manuel Barea, recién licenciado en Traducción e Interpretación que actualmente ha iniciado un Master de especialización en estas mismas disciplinas, “escribí vertedero en dos meses, para mí fue la forma de evadirme del trabajo de fin de carrera, estudiaba y escribía a la vez”.

La dotación económica del galardón -20.000 euros- “va a ser de gran ayuda para costear lo que me queda de estudios, porque mi objetivo es realizar una tesis doctoral sobre el papel de los traductores e intérpretes en los conflictos, más concretamente en el conflicto palestino israelí”.

Sin embargo no son estos conflictos internacionales los que sirven de inspiración a la hora de escribir ficción sino que “en la novela me interesa más reflejar los conflictos a pie de calle”.

“Vertedero” narra la particular venganza vital emprendida por Javi –protagonista-, un chico de una zona marginal de una ciudad costera andaluza, que se ve envuelto en una serie de circunstancias fatales. Tal como lo explica el propio autor, “en esta novela intenté escribir cómo un personaje ficticio podía llegar a un momento real que me impactó”.

De la realidad a la ficción

Este “momento real” al que alude el escritor fue una redada de los servicios aduaneros en plena descarga de material en las costas andaluzas, un hecho que leyó en la prensa “y del que me imaginé la historia que pudo llevar a un personaje ficticio hasta llegar a ese punto”.

La trama arranca con el asalto violento a una vivienda y a partir de entonces se desencadena una serie de hechos “en los que se intenta que los malos se vuelvan buenos pero todo sale mal, como es habitual en las novelas negras”, avanza el propio autor y añade: “Aunque no es la típica novela negra al uso, porque aquí no hay ni detectives ni inspectores de policía que intentan resolver un caso, sino la peripecia vital de un personaje que intenta pedirle cuentas a la vida”.