Más de 200 peregrinos valencianos parten a Tierra Santa para entregar una réplica del Santo Cáliz
Más de 200 peregrinos valencianos han partido hoy, lunes, con el arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, a Tierra Santa, donde el prelado entregará una réplica del Santo Cáliz de la Última Cena que se venera en la Catedral de Valencia a la Custodia Franciscana de los Santos Lugares.
La expedición valenciana, organizada por la Real Hermandad y la Cofradía del Santo Cáliz, ha salido esta madrugada desde el aeropuerto de Manises hacia el de Tel Aviv, según han indicado hoy a la agencia AVAN fuentes de la orden franciscana.
Una vez en Jerusalén, la ceremonia de entrega de la reliquia se llevará a cabo el 11 de abril, al representante oficial de la Custodia Franciscana, Pier Bapttista Pizzaballa, en la iglesia del convento de San Salvador, en donde permanecerá hasta que concluyan las obras que se realizan en la actualidad en el llamado “Cenacolito”, en donde será depositada finalmente.
Ese mismo día, la iglesia de San Salvador acogerá una misa con los peregrinos valencianos, durante la que se consagrará con la réplica del Santo Cáliz, según han indicado a AVAN fuentes de la organización.
El “Cenacolito”, situado en el convento de San Francisco “Ad Coenaculum”, sobre el monte Sión, se encuentra a escasos metros del Cenáculo, lugar en el que Cristo celebró la Última Cena, y que, en la actualidad, es una sinagoga.
La réplica que será llevada a Jerusalén fue recogida el pasado mes de octubre por la Custodia Franciscana de Tierra Santa, representada por el provincial de los franciscanos en Valencia, José Antonio Jordá, en la fiesta anual del Santo Cáliz en la Catedral, que se celebra el último jueves de cada mes de octubre, en la que el Arzobispo entrega réplicas de la reliquia a parroquias o entidades que han concluido una restauración o promovido el culto eucarístico y la pastoral vocacional.
La iniciativa de trasladar una réplica del Santo Cáliz a Tierra Santa surgió durante la peregrinación que realizó el pasado mes de agosto la parroquia del Espíritu Santo de la localidad valenciana de Alberic con su párroco, Francisco Luis Ramírez Gimeno. Al regresar a Valencia, le propuso la idea a monseñor Carlos Osoro, que “la acogió muy favorablemente”.
