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«Una habitació pròpia», el lugar desde donde Irene Rodrigo acerca la lectura a sus oyentes

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    La divulgadora literaria Irene Rodrigo presenta en la radio pública valenciana, À Punt, el programa Una habitació pròpia, un espacio desde el que acerca la lectura a un público tanto lector como no lector y tiende puentes entre los libros y las experiencias de los oyentes. Las inquietudes de esta vecina de Puçol son amplias y no se trata del único proyecto en el que se ha embarcado: entre otras cosas, ya realizó un programa literario online e impartió talleres para que jóvenes de instituto dispusieran de herramientas para reflexionar sobre qué querían hacer y se decidieran por ello.

    Irene siempre ha disfrutado de la lectura. «Mis padres eran muy lectores y, desde muy pequeña, me acostumbré a ver libros en casa. Recuerdo querer leer esos libros, tenía mucha curiosidad sobre qué había detrás de esos títulos», relata la joven. Las páginas empezaron a pasar muy pronto por sus manos y ahora, a sus 27 años, presenta Una habitació pròpia, desde donde habla en directo sobre libros junto a su compañero Eugenio Viñas.

    Aunque, en lugar de un programa, simulan que realmente «estamos “en mi habitación” y hablamos de una novela que nos ha gustado», describe Irene. Con esta fórmula, «Eugenio tiende puentes entre libros y arte y formas de ocio, como series o películas; mientras que yo relaciono la literatura con la vida cotidiana, las emociones…».

    De esta manera, acercan el libro del que hablan a sus oyentes y muestran maneras en que se vinculan «con otro tipo de cosas que pueden interesarles». También interactúan con sus seguidores al animarles a que envíen notas de voz a su programa, entre las cuales seleccionan varias que escuchan durante la retransmisión. Además, realizan una entrevista a un escritor en cada programa y, aparte, se dedica una pieza breve al autor y a «cómo es su habitación de escritura».

    No se trata del primer proyecto que realiza Irene. Una habitació pròpia es, en parte, heredero de Léeme, un programa online en formato vídeo que la joven realizó con la intención de «conectar con la gente a la que más me interesaba llegar, que era la que lee poco o nada». A pesar de que «los vídeos no me gustaban, me había formado en hablar en público, y hay parecidos y diferencias. Aunque me resistí durante meses, finalmente me lancé a grabarlos». Con la ayuda de amigos, la iniciativa siguió adelante: «fue mi máster, un aprendizaje constante en el que me formé sobre cómo comunicar, promocionarse en las redes…».

    Para conocer los antecedentes de su trabajo de divulgación literaria, hay que remontarse hasta 2013, cuando la joven acabó la carrera de Periodismo en la Universitat de València. El último curso estudió una asignatura sobre divulgación científica que «me gustó mucho y me mostró que se puede hacer que la gente entienda un tema sin que parezca algo pesado». Así, decidió acuñar un nuevo concepto: si la divulgación científica hizo que le llamara la atención la ciencia, ¿por qué no hacer divulgación literaria?

    La joven define divulgar como «traducir una realidad que nos puede parecer aburrida y lejana de manera que cualquiera pueda entenderla». En este sentido, diferencia su trabajo de lo que entiende como booktuber: mientras que este último término tiene una connotación más juvenil para ella y piensa que sus vídeos se dirigen «a un público ya lector, al que le recomiendan lecturas», Irene habla de «lo que hay detrás de ese libro, pero no busco recomendarlo. También quiero llevar estas historias a un público no lector, no solo lector».

    Asimismo, encuentra un cambio en el lenguaje. En el caso del de los booktubers, percibe que está más especializado, su audiencia «ya tiene cierto vocabulario». Sin embargo, el público al que la joven se dirige «no controla el argot del mundillo».

    Los intereses de la presentadora son muy variados. Al finalizar el cuarto curso de Periodismo, la sensación que tuvo en 2º de Bachiller se repitió, «no sabía muy bien qué camino seguir». Durante la carrera, realizó prácticas en secundaria, ya que la educación era algo que le llamaba la atención, y junto a dos compañeras del grado impulsó Somniarte. Se trató de un proyecto que realizaron durante 3 años en el que proporcionaban herramientas a los jóvenes de instituto para que, antes de acabar ese ciclo, si no tenían su camino decidido, «pudieran plantearse cuestiones sobre las que no habían tenido oportunidad de reflexionar». Y, si sentían que tenían que dedicarse a algo, animarse a ello.

    También realizó 3 cursos en la Escuela Superior de Arte Dramático de Valencia, aunque finalmente se vio obligada a dejar la interpretación. «Decir que no a algo te compromete a lo que dices que sí, te esfuerzas el doble», afirma. No obstante, disfrutaba mucho con la actividad y le gustaría volver a realizarla en el futuro.

    Durante 2017 organizó un club de lectura virtual, con frecuencia mensual, en el que se ocupaba de moderar mientras los miembros realizaban comentarios. Todo ello a través de Facebook, en directo. Los participantes podían proponer lecturas y, la más votada, salía elegida para comentar. Incluso la escritora Rosa Ribas participó en una de las sesiones como invitada, para sorpresa de los seguidores.

    Continúa colaborando como redactora y correctora en varios medios y ofrece servicios de revisión de textos por Internet. A su vez, está involucrada en una consultoría que trabaja la marca personal y potencia a través de comunicación «las cosas que haces tú que te diferencian de lo que hacen los demás».

    El podcast es su iniciativa más reciente, algo que le apetecía probar. «Me gusta, solo requiere un micrófono y no hay límite de tiempo, a diferencia del programa de radio», describe. En él, trata «temas que tienen que ver con libros o la lectura, pero no el libro y la lectura en sí», describe. Más bien, profundiza en lo que hay «alrededor de estas cuestiones».

    «Viajar me gusta mucho y los temas relacionados con el autoconocimiento me encantan», indica. Escribir es otra de sus aficiones, que ejercita «prácticamente todos los días», aunque para sí misma. «No sé si algún día escribiré una novela, creo que sentarse y escribir 300 páginas implica un gran compromiso y dedicación». Su manera de valorar obras cambió al comprobar que la escritura «es un trabajazo que requiere mucho tiempo y disciplina».

    La joven está abierta a dedicarse a otras actividades en el futuro, «me interesan muchas cosas». Aunque actualmente se dedique a la divulgación literaria no sabe qué se encontrará haciendo en 10 años. Es cierto que «me encanta hablar de libros, y ojalá lo haga durante mucho tiempo; pero, si no, no pasa nada». Quizá, en el futuro, «descubro otra cosa que me gusta y quiero divulgarla» o se entrega a algo completamente distinto; Irene no descarta ninguna posibilidad. Eso sí, tiene muy claro que quiere «vivir lo que hago y aprovecharlo».

    El futuro inmediato está más definido: para la segunda temporada de Léeme, le gustaría realizar «la vuelta al mundo en 81 libros», durante la que pretende preparar capítulos más cortos que en la temporada anterior pero hablar de más libros y desplazarse a los lugares en los que se desarrollan.

    Además, se encuentra grabando actualmente la versión televisiva de Una habitació pròpia, desde donde compartirá el interés por los libros y lo que dicen de nosotros desde la televisión valenciana. Desde luego, ¡no hay formato que se le resista!

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