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«La memoria plana», los recuerdos de Sara Montoya llevados del álbum a la pintura

«La memoria plana», los recuerdos de Sara Montoya llevados del álbum a la pintura
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    Del 12 de enero al 2 de febrero, Sara Montoya expone La memoria plana en la Casa de Cultura de Puçol, una colección de pinturas en los que reinterpreta las imágenes de su vida recogidas en el álbum familiar, eliminando los detalles contenidos en las viejas fotos porque «no pretendo representar aquellos momentos embalsamados, mi intención es recordarlos, sí, pero otorgándoles la vida que a día de hoy todavía conservan». El concejal Xavier Alcácer fue el encargado de inaugurar la exposición, que se puede visitar hasta el 2 de febrero.

    Sara Montoya es más bien tímida, prefiere que su obra hable por ella y, como mucho, se anima a comentar en las distancias cortas, con cada espectador de su exposición por separado. Quizá por ello hablar en público, durante la inauguración de La memoria plana, fue más bien una obligación moral derivada precisamente de la propia muestra de su obra, necesitada de un pistoletazo de salida para que el público pueda disfrutar de ella.

    Quizá por ello, insistimos, remite a la reflexión con la que explica en el catálogo de la exposición de dónde nace esta unión entre pintura y fotografía: «El álbum familiar es un archivo subjetivo que ofrece una variedad de lecturas sobre la historia de una familia o de sus miembros. Mediante el álbum de familia registramos, ordenamos, representamos y revivimos nuestro pasado, aquél que nosotros elegimos... El álbum familiar es una estructura de protección contra el tiempo, que nos proporciona un soporte para la memoria. Esta memoria se vuelve plana, materializada en fotografías que transforman a las dos dimensiones las experiencias vividas en cuatro dimensiones».

    Una síntesis de un trabajo en el que Sara ha partido de las fotos familiares para «traducirlas», para convertirlas en imágenes pictóricas que no son un fiel reflejo de la foto original, sino una nueva obra con vida propia, porque, como dice la autora, «A fuerza de eliminar la narración, el detalle que se centra en describir lo que aquel día ocurrió, es posible profundizar, adentrarse y observar el silencioso escenario interior, plagado de ecos sordos y multitud de recorridos que fugan y vuelven al centro, ofreciendo una identidad construida mediante la sedimentación».

    En cambio, Sara lleva mucho mejor el trato con el espectador que se acerca con curiosidad, de ahí que la presencia de un amplio grupo de alumnos de la Escuela Municipal de Bellas Artes de Puçol, junto a su profesor Fernando Gandía, le viniera estupendamente para desahogarse, charlar con los jóvenes, descubrirles pequeños secretos, llamarles la atención sobre algunos detalles de su trabajo... en definitiva, disfrutar atendiendo a los visitantes de la exposición.

    Xavier Alcácer fue el encargado de presentar La memoria plana, que se exhibe en la Casa de Cultura hasta el 2 de febrero y se puede visitar gratuitamente todas las tardes de los días laborables.

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