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Álex Escrig, un futuro aspirante a alcanzar el olimpo del motociclismo

Álex Escrig, un futuro aspirante a alcanzar el olimpo del motociclismo
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    Álex Escrig, un futuro aspirante a alcanzar el olimpo del motociclismo - (foto 2)
    Álex Escrig, un futuro aspirante a alcanzar el olimpo del motociclismo - (foto 3)

    Álex Escrig tiene doce años, empezó a competir con seis, aunque la primera vez que subió a una moto tenía solo cuatro años. Hoy sueña con tocar el cielo como campeón del Mundial de Motociclismo. Por ahora, a su corta edad ya se ha convertido en subcampeón de España de Velocidad, en la categoría Challenge 80 con el equipo mOmn. El escenario que le vio subir al podio del subcampeonato fue el circuito de Los Arcos de Navarra, en una carrera cambiante y complicada en la que Álex consiguió acercarse a su sueño de llegar a lo más alto en el mundo del motociclismo.

    Álex es vecino de Puçol y un auténtico amante de las motos, tanto es así que quiere dedicar su vida a ellas. Incluso fuera de las pistas. El piloto además de ser campeón mundial quiere ser ingeniero. Pero ni ingeniero de caminos, ni aeroespacial, ni nada de eso. Sino más bien, quiere ser ingeniero mecánico de motores. Quiere pasar su vida entre tubos de escape, manillares, sillines y frenos.

    Sobre todo frenos. Y si no que se lo digan a su madre, que desde que Álex comenzó en el mundo de las competiciones y de los campeonatos, su madre todavía no se ha visto con fuerzas de ver ninguna de sus carreras en directo. Pero a Álex no le falta compañía, al contrario. Además de la moto, su padre Mario le acompaña continuamente entre paddocks y pódiums.

    Esos pódiums que lleva conquistando desde los siete años cuando quedó tercero en la  Cuna de Campeones Bankia en minimoto. ¿El último? El pódium en el circuito de Los Arcos de Navarra, donde se apoderó de una tercera posición que le valió el título de subcampeón de España de Velocidad. Una carrera en la que rozó con las yemas de los dedos la victoria, ese ansiado primer puesto, que le arrebató el piloto madrileño de San Martín de la Vega, Adrián Fernández, en la última vuelta. “Estoy contento. Te quedas con un buen sabor de boca, aunque no el mejor”, asegura Álex Escrig.

    Ahora solo queda continuar hacia delante y prepararse para alcanzar el ansiado título de campeón en la próxima temporada. Una temporada en la que Álex pasa de la categoría de Challenge 80 a premoto 3 con un motor de 250cc. Un rango para el que Álex ya se está entrenando y que requiere una mayor preparación física y sobre todo, esfuerzo, mucho esfuerzo.

    Aunque claro, para llegar donde ha llegado, Álex también ha tenido que invertir mucho tiempo. Cómo mínimo entrena tres días a la semana, dos horas y media cada uno. Aunque siempre cae algún entrenamiento con los amigos los domingos.  Actualmente, se prepara en la escuela KSB en Paterna, donde comparte tiempo de entrenamiento con otras grandes figuras del mundo del motociclismo valenciano y español como son Iker Lecuona (Moto2) o Jorge Navarro (Moto3) – ambos ya compiten en el Campeonato Mundial de Motociclismo en sus respectivas categorías. ¿Quién sabe si en unos años nos referiremos también en estas circunstancias al joven piloto de Puçol?

    Parece ser que estos 6 años entre competición y competición, le han ayudado a convertir la pista en un escenario común en su vida, pues durante este tiempo ha aprendido a controlar incluso los nervios. Asegura que durante la pasada temporada y hasta el circuito de Montmeló tenía muchos nervios, una inquietud que no ha logrado controlar en los momentos previos a la lucha por ser el mejor. “Antes de la carrera me pongo muy nervioso, pero cuando cojo la moto se me pasa”, afirmaba el joven piloto entre suspiros.

    ¿Lo que más le gusta? La velocidad, el cuerpo a cuerpo con sus compañeros y el derrape. ¿Lo que menos? Algunos ejercicios que debe hacer durante los entrenamientos, prefiere la adrenalina de las carreras. ¿Qué hay del miedo al subirse a la moto? Asegura no tenerlo, entre risas afirmaba, “siempre quiero correr más, más y más”. Por suerte, durante su ya importante trayectoria en el motociclismo, únicamente ha tenido lesiones leves, nunca ninguna lesión grave, como mucho un esguince.

    Pero si una cosa tiene clara es que hasta que no termina los deberes de clase, no hay entrenamientos. Y lo cumple, y si no ya están ahí sus padres para recordárselo. Aunque claro, para sus compañeros de clase y para gente de cursos más adelantados, Álex es su propia estrella del motociclismo. Bromean con que les deje la moto y aseguran que tiene mucha suerte al poder conducir una moto con tan solo 12 años. Aunque, solo para competir, pero tiene claro que cuando tenga 18 años quiere coche y una moto que le permita desplazarse más allá de las pistas de las competiciones y entrenamientos.

    Y claro, si aspiras a ser el mejor, te rodeas de los mejores. La cara del joven piloto se iluminaba cuando hablaba de su gran ídolo, Marc Márquez, “estuve cinco días con él, es muy divertido y muy trabajador”. Pero tampoco se olvidó de nombrar a Jorge Lorenzo, de quien destacó su espíritu incansable y aseguró que tenía un estilo muy parecido al suyo.

    Sea como sea, Álex Escrig no imagina su vida si no está montado en una moto. Y va por el buen camino, con solo doce años ya es subcampeón de España de Velocidad. Un niño intranquilo con la cabeza bien clara y llena de metas por cumplir, y al final del camino ese gran sueño: ser campeón del Mundial de Motociclismo. Porque como dijo el autor de El principito, Antoine de Saint-Exupéry, "Haz de tu vida un sueño, y de tu sueño una realidad".

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