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Lágrimas en el concierto lírico celebrado en la iglesia de los Santos Juanes

Lágrimas en el concierto lírico celebrado en la iglesia de los Santos Juanes
  • Ha sido una de las apuestas más arriesgadas de la programación de fiestas y, al mismo tiempo, una agradable sorpresa

  • Un concierto lírico en la iglesia de los Santos Juanes con la presencia de la soprano Amparo Navarro, el tenor Javier Agulló y el pianista Stanis Angelov, que interpretaron piezas de Tosti, Curtis, Puccini, Serrano, Torroba y Bernstein, entre otros

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La noche del jueves 1 de septiembre, la iglesia de los Santos Juanes se convertía en un palacio de la música para ofrecer por primera vez un concierto de lírica dentro del marco de las fiestas populares y patronales.

La incógnita era saber si esta apuesta cultural iba a funcionar, tanto por el lugar elegido como por el tipo de concierto.

Y quedó claro desde el primer momento que la decisión ha sido un éxito: el público llenaba la parroquia, una noche entre semana y sin ningún acompañamiento para atraer vecinos, sólo los tres artistas, el escenario y una cuidadosa selección musical.

Porque parte del éxito estuvo en algunas interpretaciones que, literalmente, arrancaron lágrimas de los asistentes, como O mio bambino caro (de Puccini) interpretada por Amparo Navarro o Una furtiva lacrima (de Donizetti) en la voz de Javier Agulló, siempre acompañados por el delicado piano de Stanis Angelov.

Pero tampoco se debe descartar la presencia de dos de los temas más conocidos de Leonard Bernstein, ambos de la película West Side Story: Maria y Tonight, que son fácilmente identificables por la mayor parte del público.

Y, ya en la segunda parte, una música más cercana y reconocible, entre las que figuraban fragmentos de Los claveles (del maestro Serrano), La tabernera del puerto (de Sorozábal), La chulapona (de Moreno Torroba) o El gato montés (de Penella).

Fue, en definitiva, una muestra de exquisito equilibrio, con una primera parte que sorprendió por el entorno en el que se desarrollaba la actuación (con la iglesia prácticamente a oscuras, excepto la zona del altar, donde se situaron los intérpretes) y una delicada selección de temas; mientras que tras el descanso se buscó una música más festiva, más cercana al público…

Una constatación que habrá que tener en cuenta para próximas celebraciones: los Santos Juanes, como gran parte de los recintos góticos y renacentistas que siguen en pie, posee una acústica ideal para cantar en directo.

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