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El President de la Generalitat, Francisco Camps, ha visitado la Iglesia de San Vicente Ferrer en Nueva York

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    El President de la Generalitat, Francisco Camps, ha visitado la Iglesia de San Vicente Ferrer en Nueva York, un edificio que se convirtió en hito federal y fue designado símbolo de la ciudad de Nueva York por la Comisión de Preservación de Monumentos Históricos en 1967.

    El Jefe del Consell ha subrayado que la universalidad de San Vicente Ferrer, referencia de tradición y cultura en nuestro territorio, llega hasta Nueva York en la "iglesia neogótica" que está bajo su advocación. Así, ha destacado que "hemos tenido la oportunidad de comprobar el recuerdo constante de San Vicent aquí en el otro lado del Atlántico".

    En este sentido, Francisco Camps ha manifestado la emotividad que supone tener en Nueva York nuestra senyera, que presidirá San Vicente Ferrer en esta iglesia, y también su testamento. "A partir de ahora será seguro un punto de referencia inexcusable para cada valenciano que tenga la oportunidad de venir a Nueva York porque aquí hay un trozo de la Comunitat", ha señalado.

    El origen de esta iglesia surge de la gran popularidad que los frailes dominicos habían ganado entre los católicos de Nueva York, que propició que el Cardenal John McCloskey, arzobispo de Nueva York y primer cardenal de Estados Unidos, les solicitara que se establecieran permanentemente en la ciudad con la fundación de una parroquia en el lado este de Manhattan.

    Esta petición marca el nacimiento de la Parroquia San Vicente Ferrer. De hecho, en un principio se construyó una capilla pequeña y, pocos meses después, fue colocada la primera piedra de una iglesia gótica que sería finalmente inaugurada en diciembre de 1879 (los dominicos encargaron el proyecto al arquitecto Bertram Goodhue, quien colaboró en la construcción de la Iglesia Episcopal de St. Thomas en la Quinta Avenida y la Capilla de cadetes de West Point).

    Debido a la popularidad que alcanzó la Iglesia, en 1914 se decidió construir un templo mayor y, ya en 1915, ganó gran reputación en la ciudad por su belleza.

    Una vez terminado el edificio, se encargó a un grupo de arquitectos que seleccionara las 50 más bellas iglesias de EEUU y le dieron a la de San Vicente Ferrer el segundo lugar, tras la iglesia de Santo Tomás, que también fue una creación de Goodhue.

    El interior del edificio, que conserva dos reliquias de San Vicente Ferrer (1350-1419), cuenta con grandes vidrieras de Charles Connick, el diseñador del rosetón de la Catedral de San Juan el Divino

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