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La “biblioteca internacional” de Pinar de Campoverde cuenta ya con más de 15.000 libros, todos donados por la comunidad de extranjeros residentes en la urbanización

La “biblioteca internacional” de Pinar de Campoverde cuenta ya con más de 15.000 libros, todos donados por la comunidad de extranjeros residentes en la urbanización
  • La inmensa mayoría son ingleses

  • El centro tiene registrados cerca de 700 usuarios y es atendido por un grupo de 11 voluntarios de la Tercera Edad

Más de 15.000 libros conviven en las estanterías de la “biblioteca internacional” del Ayuntamiento de Pilar de la Horadada en el residencial de Pinar de Campoverde, que cuenta ya con cerca de 700 usuarios. El centro –que tiene relación directa con la Biblioteca Municipal- es atendido por un total de 11 voluntarios de nacionalidad inglesa con edades que superan los 60 años, excepto Chantelle, una joven con Síndrome de Down que cada día acude fiel a su cita con los libros. Todos los ejemplares son donados por extranjeros, en su inmensa mayoría ingleses, pero también hay ediciones en francés, alemán y nórdico, entre otros.

La iniciativa partió en 1990 cuando Leticia y su esposo, ambos de nacionalidad británica, comenzaron a recopilar libros escritos en inglés donados por sus amigos para intercambiar con los vecinos del Pinar. Poco después solicitaron al ayuntamiento pilareño ubicarse en un local municipal para poder dar toda la cobertura que la biblioteca comenzaba a necesitar. Esta semana, desde la concejalía de Personal del consistorio pilareño, se han dado las instrucciones pertinentes para nombrar a dos coordinadoras –Valerie y Leticia- que serán quienes lleven las riendas de toda la labor que se desarrolla en la sala. “Son todo un ejemplo a seguir, tanto en organización como en responsabilidad”, asegura Francisca Cánovas, edil del área.

Hasta esta semana una funcionaria del Ayuntamiento pilareño trabajaba en la biblioteca llevando a cabo las labores de coordinación del centro. Ahora los voluntarios -en su mayoría mujeres-, conocen a la perfección el trabajo que tienen que desarrollar y son los responsables de mantener la actividad. “Fomentando el voluntariado entre las personas de la Tercera Edad les ayudamos a potenciar su autoestima y, sobre todo, los integramos dentro de un contexto donde se sienten mucho más útiles porque están prestando un servicio a la ciudadanía. Esto se incrementa cuando además son residentes de habla extranjera, lo que facilita su integración en toda la comunidad”, dice Cánovas, también concejal de Servicios Sociales.

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