Nueva Jerusalén se prepara, un año más, para representar la Passió de Borriol

De poco sirve intentar explicar en unas líneas qué es Nueva Jerusalén, ¿quién no la conoce?. Lo cierto es que todos estos años transcurridos desde aquella primera vivencia han servido para mucho. Hoy el nombre de Borriol se asocia para muchos con el de la Passió de Borriol o Nueva Jerusalén, y es que se han atravesado fronteras a base de trabajo bien hecho y de amor a la obra.

La asociación cultural Nueva Jerusalén se creó en el año 1975 con la reunión de cinco amigos que querían recrear las últimas horas de la vida de Cristo, en una obra vivencial.

Muchas cosas han cambiado, cómo no, desde aquel primer año. Ya no solo en cuanto a material, elementos, textos… Porque todo eso es importante, claro, pero no tanto como ese otro elemento que constituye la base , el motor y la fuerza de Nueva Jerusalén: sus gentes. Muchas son las personas que han pasado dejando huella por esta complicada trama, la mayoría de los que empezaron siguen aquí, otros, con el paso del tiempo han ido dejando paso a las nuevas generaciones, algunos nos han dejado para siempre. Pero eso sí, hay algo que Borriol tiene muy claro: NUEVA JERUSALÉN es el cúmulo de todos ellos, los que continuan, los que decidieron apartarse y los que se fueron pero… todos ellos forman parte de la Passió de Borriol, y ese es el secreto.

Si algo importa en Nueva Jerusalén, esto es el lado humano. Cada cual lo vive a su manera, con su especial énfasis o su particular impresión. Por eso, después de tantos años, nada hay mejor para conocer cuál es su secreto, que conocer las impresiones de aquellos que conforman su trama.

Uno de los integrantes de Nueva Jerusalén afirma que "al principio veía la Pasión como una bonita obra que me emocionaba, con el tiempo he aprendido a comprenderla, a quererla, y a sentirla distinta, a sentirla desde dentro. Ahora entiendo por que no la llaman obra, sino vivencia. Yo la vivo, aquel que toca el tambor la vive, ese que sale de soldado la vive… cada cual a su manera, pero todos la vivimos. No interpretamos un papel como algunos puedan pensar, es mucho más que eso, de verdad, pero hay que vivirlo desde dentro para comprenderlo", afirma.

"Muchas veces he oído hablar de Nueva Jerusalen a gente que no sabía que yo estaba metido en ella, y es impresionante ver como piensan. Algunos dicen que es increíble que
la noche del Jueves Santo ese milagro se produzca, y es cierto, parece imposible que todo esté a punto, todo listo, todo en orden… pero siempre sale. Recuerdo una vez, hace años ya, que un señor me comentaba, como si estuviese muy enterado, que la gente que hace la Passió eran actores de diversas compañias de teatro de la provincia, que había muy pocos de Borriol, solo los de relleno. Ahí no me pude callar y le dije que no era así, que los personajes de la Passió no son actores, si no borriolenses que
aman su pueblo y su obra. Me costó convencerle de que yo era uno de ellos", asegura.

"Hablar de la Passió de Borriol me resulta fácil. Y es que yo siento mucho lo que ella significa. Para mí, revivir la Pasión de Cristo, tomar parte de ella, es algo que me
llena de un sinfín de sensaciones que no sé explicar. Hay que amar mucho a Nueva Jerusalén para entenderla. No es ponerte un traje y salir a ver qué pasa. Si hay alguien que hace eso, yo te aseguro que no se entera de nada, que no sabe ni lo que hace ,ni lo que hacemos los demás", asevera.

"Cuando esa noche, los borriolenses nos ponemos nuestras túnicas, no nos estamos disfrazando, y aunque suene un poco extraño, diré que nos estamos transportando,
nos trasladamos a otro mundo que existió hace más de dos mil años y sentimos lo que hacemos y decimos, como si en realidad viviésemos en aquella época. Por eso llamamos vivencia a LA PASSIÓ DE BORRIOL", concluye.