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Fernando Checa desentraña la tensión entre el realismo y la creatividad en ‘Las Hilanderas’ de Velázquez

    El profesor de la Universidad Complutense de Madrid Fernando Checa ha analizado el cuadro ‘Las Hilanderas’ de Francisco de Velázquez, la última de las obras que han protagonizado el curso de verano de la Universitat Jaume I ‘El pincel de Mnemósine. Diez pinturas esenciales que transformaron el arte’, celebrado en el hotel Bonaire de Benicàssim desde el 8 de julio de 2009. Checa ha centrado su ponencia en las referencias literarias y pictóricas del genio sevillano y en el equilibrio que transmite esta obra entre la figuración realista y la creatividad más neblinosa, con la imagen de la mujer laboriosa y el tapiz como metáfora de la constancia y el trabajo bien hecho. 

    El experto en arte de la Complutense ha destacado la influencia que supusieron para el Velázquez de ‘Las Hilanderas’ sus maestros Rubens y Tiziano, por lo que se refiere al tratamiento creativo, luminoso, colorista, neblinoso y de vibrante captación de la atmósfera de la escena del cuadro. Pero también el transfondo mitológico y literario, muy vinculado a sus lecturas de Ovidio y Garcilaso. “El tema bíblico de la mujer trabajadora, tal como se refleja en el Libro de los Proverbios, ya fue tratado anteriormente por otros autores y posiblemente inspiró a Velázquez en su composición de ‘Las Hilanderas’. Se trata de una metáfora moral del trabajo bien hecho y aplicado, de la constancia y la laboriosidad de la mujer”, ha explicado Fernando Checa.
     
    Para el profesor de la Complutense, “la tela de Velázquez se convierte en un complejo jeroglífico que utiliza el arte del tapiz como fórmula de expresión”. “Está haciendo una proclamación de la constancia y la laboriosidad de cara a la sociedad y a su Rey (Felipe IV), ante los que quería convertirse en un noble, como habían logrado sus maestros, Tiziano y Rubens”, ha añadido Checa.
     
    “Velázquez había meditado sobre la viuda hacendosa y la mujer trabajadora de Ovidio a través de Tiziano y Rubens y, mediante el lenguaje de las hilanderas, transmite su idea sobre el arte y esas dos soluciones que no le satisfacen: la copia realista, representada en el primer plano del cuadro, no lleva a la creación verdadera, pero tampoco le convence la pintura de manchas, de disolución de la forma, neblinosa y mitológica del fondo de la obra”, ha argumentado, para concluir: “Al final, el pulso entre la realidad y lo creativo, lo tangible y lo intangible, parece que se resuelve en nada, el equilibrio no funciona, pero lo alcanza de una forma magistral que nos sigue entusiasmando a todos”.
     
    El curso de verano, dirigido por el profesor del Departamento de Historia de la UJI Víctor Mínguez, ha ofrecido las claves para comprender mejor la historia e iconografía de diez de las pinturas que contribuyeron de forma decisiva a la evolución de la historia del arte, para descubrir sus funciones didácticas, religiosas, propagandísticas y decorativas, entre otras. Desde la Europa renacentista y barroca hasta el Neoclasicismo, pasando por las vanguardias o el Japón del periodo de Edo.
     
     
     
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