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Un curso de verano de la UJI desvela la simbología de diez obras decisivas en la historia del arte

Un curso de verano de la UJI desvela la simbología de diez obras decisivas en la historia del arte
    Expertos en arte y literatura de universidades de Santiago de Compostela, Navarra, Granada y la Jaume I de Castellón han diseccionado esta mañana el trasfondo simbólico y contexto cultural de pinturas que marcaron la historia del arte en distintas épocas dentro del curso de verano de la UJI ‘El pincel de Mnemósine. Diez pinturas esenciales que transformaron el arte’, que se celebra desde el martes y hasta mañana viernes en el Hotel Bonaire de Benicàssim.

    El curso de verano, dirigido por el profesor del Departamento de Historia de la UJI Víctor Mínguez, ofrece las claves para comprender mejor la historia e iconografía de diez de las pinturas que contribuyeron de forma decisiva a la evolución de la historia del arte, para descubrir sus funciones didácticas, religiosas, propagandísticas y decorativas, entre otras. Desde la Europa renacentista y barroca hasta el Neoclasicismo, pasando por las vanguardias o el
    Japón del periodo de Edo.

    Así, el profesor de la Universidad de Navarra Rafael Zafra, destacado investigador de la literatura del Siglo de Oro español, ha abordado esta mañana la interpretación de la ‘Alegoría de la prudencia’, pintura de la última etapa de Tiziano (1560-70) que cuelga de las paredes de la National Gallery de Londres, a su juicio, “uno de los cuadros más intrigantes del Renacimiento”.
    El cuadro presenta un triple retrato de un anciano, un hombre adulto y un joven, alineado con las cabezas de un lobo, un león y un perro y está presidido por un
    lema: “A la vista del pasado el presente actúa con prudencia para que el futuro no desprecie la acción”.

    El profesor de literatura de la Universidad de Navarra se ha referido a diversos estudios sobre esta pintura de Tiziano y al epigrama y el adagio como referentes de su tradición emblemática, que tiene el objetivo de representar visualmente a una autoridad para darle prestigio.
    “A pesar de tener diferentes componentes y personajes el cuadro da una gran sensación de unidad. En realidad funciona como un jeroglífico, cuya clave está en las tres frases que encabezan la obra, refiriéndose a las tres formas del
    tiempo: pasado (el viejo y el lobo), presente (el hombre adulto y el león) y futuro (el joven y el perro), como elogio de la prudencia y el buen consejo para abordar el porvenir”, ha explicado Zafra.

    Según distintos estudios, el cuadro de Tiziano sería una obra privada, concebida como cubierta de una caja fuerte para indicar el correcto uso de su contenido, aunque también podría ser un retrato de familia, por lo que funcionaría como un espejo, con toda su significación. Además, Zafra propone que “como buen conocedor de la música e instrumentista, Tiziano sintetizó la simbología del mundo en el que vivía a través de una compleja estructura compositiva inspirada en la polifonía, representando en una sola imagen una larga tradición iconográfica sobre la prudencia y el buen consejo”.

    En esa misma línea, los expertos que han participado hoy en este curso de verano han analizado el trasfondo filosófico, cultural y simbólico de distintas pinturas para después hacer una puesta en común en la mesa redonda que ha cerrado la jornada, moderada por Manuel Núñez, profesor de la Universidad de Compostela. Así, Inmaculada Rodríguez (del Departamento de Historia, Geografía y Arte de la UJI), con su ponencia “La melancolía de Durero y las representaciones del pensamiento”, y Juan Manuel Monterroso (también de la Universidad de Santiago de Compostela), centrado en ‘Santiago el Mayor’ de Ribera, han destacado la inspiración humanista que destilan sendas obras.

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