El PSOE de Bejís denuncia la grave situación económica de la localidad por la deuda y la reducción de la venta de agua embotellada

La agrupación socialista de Bejís ha mostrado su profunda preocupación por la difícil situación financiera que el municipio, como consecuencia del grave endeudamiento que está atravesando, y que no hace sino aumentar mes a mes, como consecuencia de la disminución de las ventas de agua embotellada, el hundimiento del principal distribuidor de agua en la zona de Levante durante los últimos veinte años y la deuda por éste último generada que asciende a 240.000 € aproximadamente, además del mantenimiento de los gastos, y una gestión política, económica y financiera nefasta del actual equipo de gobierno.

Según explican desde esta agrupación, “esta situación no es producto de nuestra imaginación, ya que según los informes económicos oficiales, Bejís, con una población cercana a los 400 habitantes, es el segundo pueblo más endeudado de la  comarca del Alto Palancia por detrás de Navajas, donde también gobierna el PP, lo que supone que la deuda equivale a más de 1.400€ por habitante”.

Los socialistas de la agrupación hace tiempo que denunciaron esta mala gestión, “lo que viene agravado por el hecho de que ni la alcaldesa, ni sus concejales han hecho nada para solucionarlo, no son capaces de afrontar esta grave situación de crisis globalizada, y a fecha de hoy no se han redactado y menos aún aprobado los presupuestos para el año 2009, se busca la financiación en forma de créditos bancarios con vencimiento anual y con importe económico cada vez mayor, el último por importe de 750.000 €, es decir, cada crédito solicitado absorbe y a su vez amplía al anterior”.

Por su parte, la gerencia de la planta envasadora no concreta estrategias nuevas de mercado como pueden ser prospecciones de nuevos mercados o estudios de viabilidad en la producción y envasado del agua mineral natural, más bien, parece estática esperando lo inevitable.

Desde el grupo socialista del Ayuntamiento de Bejís se propone la convocatoria de la comisión de aguas, que gestiona el devenir de la planta embotelladora, con carácter permanente y no ocasionalmente como sucede en la actualidad, al igual sucede con la periodicidad de las sesiones plenarias que se suceden cada tres meses, la crisis no se ataja acordándonos de ella cada tres meses.

La planta  embotelladora que tanto esfuerzo costó de levantar  a aquellos ayuntamientos (que no grupos políticos), de los primeros años de la democracia, corre el serio peligro de caerse, si eso ocurre, que esperemos no pase, alguien deberá dar explicaciones, y convincentes, Herminia Palomar, la primera.