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La Iglesia de Vilafranca se lava la cara

La Iglesia de Vilafranca se lava la cara
  • La Fundación Blasco de Alagón y el Ayuntamiento han financiado el coste de la intervención

La fachada de la iglesia de Vilafranca ha sido sometida a un proceso de restauración con el objetivo de conservar este edificio tan emblemático. Las intervenciones que ha realizado el equipo de restauración han ido encaminadas tanto a frenar el deterioro de esta obra perteneciente al siglo XVI como para prevenirlas, siempre manteniendo los materiales originales. "Hemos intentado respetar y valorar el paso del tiempo sobre la obra para ello hemos utilizado materiales como el mortero de cal, el mismo que se usó originariamente", señala Raquel Tamayo, miembro del equipo de restauración. De hecho, el primer paso de todo el proceso ha sido tomar muestras de las piedras que forman la fachada del templo para determinar su tipología.

Según el equipo de restauradores la construcción presentaba diferentes formas de alteración de su estado primitivo como el llamado ataque biológico, que estaba muy desarrollado sobre todo en la cornisa y en la portada principal. Las grietas en la piedra y la suciedad debido al paso del tiempo son otras deficiencias que han sido tratadas durante el período que ha durado la restauración. La actuación de los expertos ha sido minuciosa para evitar cualquier daño en los materiales de la iglesia.

"La suciedad de las paredes exteriores se ha eliminado aplicando un chorro a presión de un árido específico, mientras que el ataque biológico lo hemos paliado mediante un biocida que se deja actuar ocho días y se retira con cuidado cepillando la superficie de la piedra", comentan los restauradores.

Las grietas pequeñas se han eliminado mediante infiltraciones de mortero pétreo para evitar que pudiera desprenderse la piedra, mientras que en algunos puntos ha sido necesario reponer un volumen considerable. "Nunca se repone todo para respetar el paso del tiempo, además utilizamos productos reversibles porque es importante que el que venga dentro de cien años pueda retirar estos materiales y sustituirlos por otros. En algunas zonas hemos quitado el cemento gris que disgrega la piedra y retiene el agua y lo hemos sustituido por mortero de cal". Además, también han instalado una rampa de desagüe en la cornisa para evitar que en futuro el agua de la lluvia o de la nieve baje por la portada provocando a largo plazo un deterioro de las piedras.

Los restauradores iniciaron su trabajo teniendo en cuenta que la iglesia, con elementos renacentistas, presentaba diferentes estados de conservación. Así, las zonas construidas con piedra más blanda, para facilitar en su origen el tallado, han sido las más dañadas y sobre las que más han actuado. La zona de las pilastras es la que menos intervención ha sido necesaria debido al óptimo estado de conservación. Los propios restauradores señalan: "Cuando vinimos a ver esta iglesia nos quedamos maravillados ya que no es frecuente un portal renacentista con esta iconografía, este preciosismo en la talla. Nos quedamos sorprendidos de la calidad de la obra que íbamos a restaurar".

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