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La profesora Elsa González destaca la necesidad de analizar los retos éticos y políticos de la neurociencia

    Elsa González Esteban, profesora titular de la Universitat Jaume I de Castellón, ha sido la encargada de analizar los retos éticos y políticos de la neurociencia en la tercera sesión del ciclo de conferencias “La democracia hoy: razones y emociones en la vida democrática”. El ciclo analiza cada mes, desde febrero hasta junio, temas actuales de debate en torno a la democracia. En su intervención, Elsa González se ha planteado algunas de las cuestiones y preguntas que surgen ante los crecientes avances de las neurociencias desde finales del siglo XX. Un impulso que nace unido al desarrollo de la neuroimagen, al nacimiento de la psicofarmacología y a los avances producidos en la neuromorfología y la neurofisiología y que aporta un conocimiento cada vez mayor sobre el funcionamiento del cerebro.

    Tal y como ha apuntado la profesora González, el gran conocimiento que aportan las neurociencias parece quedar fuera de toda duda pero también queda evidenciada la necesidad de preguntarse por los retos éticos que la neurociencia plantea. En este sentido, ha señalado la necesidad de establecer una distinción básica en el análisis ético de esta disciplina: por un lado, la ética de la neurociencia, y por otro la neurociencia de la ética.

    La ética de la neurociencia pretende orientar las investigaciones neurocientíficas desde criterios morales. Desde esta perspectiva se cuestionan algunos de los avances vinculados a las neurociencias y se plantean preguntas sobre si sería o no deseable desarrollar drogas que reprimieran recuerdos dolorosos o si sería positivo desarrollar e implantar algún chip o alguna especie de droga, como en el caso de la recién estrenada película de Sin Límites, para lograr explotar al máximo la capacidad cerebral.

    La neurociencia de la ética, por su parte, aborda nociones centrales de la filosofía moral que pueden quedar alteradas o confirmadas a la luz de las investigaciones en la actividad cerebral. Aquí se preguntan por las bases cerebrales que explican el modo según el que se piensa, decide y obra moralmente y que vuelven a poner de relieve viejas discusiones sobre la libertad y el determinismo, la relación entre cerebro y mente así como el cuestionamiento sobre dónde se origina y anida la autonomía.

    En su opinión este tipo de preguntas adquieren un peso creciente y deben plantearse seriamente ante el avance de las neurociencias. Para afrontar este reto la filósofa cree que es importante tener presente se está ante la oportunidad de enfocar los problemas humanos desde nuevos ángulos, aunque ello no se debe hacer desechando los planteamientos centenarios sobre los grandes temas de las humanidades.

     

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