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Un estudio de la UJI refleja que las ciudades españolas de más de 50.000 habitantes aún no recogen de forma selectiva todo el papel y envases que estipula ley

    Investigadores del Grupo de Ingeniería de Residuos (INGRES) de la Universitat Jaume I de Castellón han evaluado la eficiencia de los cuatro modelos de recogida de residuos urbanos que existen en las ciudades españolas con más de 50.000 habitantes. Los resultados revelan que en el mejor de los casos la recogida selectiva alcanza el 45% del papel y el 20% de los envases metálicos o de plástico, unos porcentajes alejados de los objetivos mínimos legales.

    La legislación española plantea reciclar al menos el 60% del papel y cartón que se genera, el 60% de vidrio, el 50% de los metales, y el 22,5% del plástico. Pero según el estudio realizado por los investigadores de la UJI solo la recogida de vidrio supera el mínimo exigido.

    “La recogida en áreas de aportación del papel-cartón, en el mejor de los casos, llega al 45% para distancias máximas al contenedor de 80 metros, y el porcentaje medio para los envases ligeros es del 20%, por lo que no se alcanza el límite ni del plástico ni del metal”, destaca a SINC Antonio Gallardo, profesor de la UJI y coautor del estudio. “Quizá se deba a que la implantación de la recogida selectiva de envases es más reciente que la del vidrio”.

    El estudio, que publica la revista Waste Management en diciembre de 2010, se ha basado en encuestas realizadas en ciudades españolas de más de 50.000 habitantes. Los resultados reflejan que cada habitante genera diariamente 1,43 kg de residuos, y que la distancia al contenedor determina lo que se separa en origen de cada material. Las localidades con un mayor grado de separación son las que depositan los envases a nivel de acera, es decir, a una distancia de entre 25 y 30 metros del ciudadano.

    Cuatro modelos de recogida
    En función del municipio y la comunidad autónoma, se han detectado cuatro modelos de recogida. El más común es el que separa los residuos en cuatro fracciones: papel-cartón, vidrio, envases y restos. Los contenedores de los tres primeros se sitúan en un área de aportación relativamente alejada (entre 80 y 250 metros de radio) y el de restos a nivel de acera.

    El modelo en el que se recoge más volumen de envases, aunque con un porcentaje mayor de material no solicitado (impropios), es el que presenta dos contenedores a nivel de acera (resto y envases) y otros dos en área de aportación (papel-cartón y vidrio). Una tercera opción es similar, pero se sustituye el contenedor de envases por otro de materia orgánica.

    Según el estudio, el sistema más eficiente es el que recoge los residuos en cinco fracciones: dos en la acera para restos y materia orgánica a nivel de acera, y otros tres (papel-cartón, vidrio, envases) en el área de aportación. Esta opción es la que se utiliza en Cataluña, donde la ley obliga a separar la materia orgánica.

    “El elevado fraccionamiento de los residuos en origen y la gestión separada de cada una de las fracciones ha provocado que los ayuntamientos desconozcan la composición real de sus residuos, algo que no sucedía hace unos años”, indica Antonio Gallardo.

    Los investigadores trabajan en la actualidad en otro estudio sobre reciclaje en ayuntamientos de entre 5.000 y 50.000 habitantes, y demuestran que en las ciudades pequeñas hay hasta ocho modelos distintos.

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