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Un estudio del Hospital Provincial concluye que la actividad cerebral de adictos a opiáceos afectados por trastornos de la personalidad es menor que en personas sanas

Un estudio del Hospital Provincial concluye que la actividad cerebral de adictos a opiáceos afectados por trastornos de la personalidad es menor que en personas sanas
    Un estudio realizado por especialistas en psiquiatría del Hospital Provincial de Castellón y profesores de la Universitat Jaume I concluye que personas adictas a opiáceos y que padecen trastornos de la personalidad presentan una menor actividad cerebral que las personas sanas, lo que podría justificar la inestabilidad emocional que les caracteriza.

    El estudio, que ha sido publicado recientemente en la revista “Health and Addictions”, compara el funcionamiento del cerebro en personas sanas con respecto al de pacientes con patología dual grave, es decir, que presentan un trastorno mental y, a la vez, son adictos a drogas.

    Para ello, un total de 25 pacientes se han sometido a una prueba de medicina nuclear denominada SPECT (Tomografía Computarizada por emisión de fotones individuales) que ha servido para proporcionar a los facultativos información sobre el funcionamiento del cerebro.

    Esta exploración, que requiere la administración previa de un radiofármaco, facilita una reconstrucción tridimensional óptima de la parte del cuerpo a estudiar y, en este caso, permite a los especialistas la visualización morfológica y funcional del cerebro.

    Los resultados de la actividad cerebral de estos pacientes han sido comparados con los obtenidos en 17 personas sanas, lo que ha confirmado que las personas que consumen habitualmente heroína o metadona y que tienen un trastorno de la personalidad presentan un patrón de hipoactividad en la zona del cerebro llamada tálamo.

    El doctor Gonzalo Haro, responsable del programa de Patología Dual Grave del Consorcio, explicó que esto significa que el tálamo, que es la estructura cerebral implicada en la integración de la información sensorial y en los procesos de memoria y lenguaje, tiene una menor actividad en los pacientes estudiados que en los sujetos sanos.

    “Así, estos pacientes muestran en su vida cotidiana un carácter difícil que puede estar motivado porque su cerebro no interpreta adecuadamente los mensajes que recibe”, agregó el especialista.

    Por lo tanto, esta disfunción cerebral podría justificar el patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales que muestran estos pacientes, su notable impulsividad y el concepto distorsionado que tienen de su propia imagen.

    “Este hallazgo es importante, pues nos ayuda a entender las causas de los trastornos de la personalidad de nuestros pacientes, lo que sin duda contribuye a mejorar los tratamientos disponibles para abordar la patología dual”, concluyó el doctor Haro.

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