Belenguer augura un modelo energético basado en la electricidad pero a largo plazo
Belenguer, quien precisamente es profesor del área de Ingeniería Eléctrica, ha explicado que la utilización del motor eléctrico mejora entorno a un 10% la eficiencia energética frente al motor de combustión, pero que aún faltan algunos años para que su uso se generalice, sobre todo, por la limitación que imponen actualmente las baterías y que restringen la autonomía de los vehículos.
El director del curso de verano ha iniciado su exposición aportando una serie de datos estadísticos sobre la situación energética en el mundo y en España. Según esas cifras, la humanidad ha triplicado el consumo de energía en las últimas cuatro décadas y el 80% de esa energía se corresponde a recursos fósiles. Sin embargo, el consumo no se ha incrementado linealmente, sino que los países en desarrollo, principalmente China y La India, se han convertido en los mayores consumidores de energía, aunque con escasas medidas de eficiencia energética.
En cuanto a la situación española, el profesor universitario ha explicado que pese a la dependencia energética del petróleo (casi el 50% del consumo), el modelo eléctrico es diversificado (centrales de gas, nucleares, eólica, solar y cogeneración) y que es posible desarrollar un poco más las energías renovables. Belenguer ha hablado también de la intensidad energética, un indicador de la eficiencia energética de una economía que se calcula relacionando el consumo energético y el producto interior bruto, y ha asegurado que España tiene “una oportunidad” y margen para mejorar este referente.
Respecto a la energía nuclear, el director de la Cátedra BP de Ahorro y Eficiencia Energética de la UJI ha indicado que es difícil predecir cuál será el futuro después de lo ocurrido en Japón, aunque antes del accidente nuclear, tanto Estados Unidos como China, tenían previsto la construcción de nuevos reactores, 21 de ellos en el país asiático.
En un futuro próximo, según Belenguer, se continuará dependiendo de los combustibles fósiles, aunque su escasez incrementará el precio y se buscarán nuevas fuentes de energía cuando ya estén agotadas las anteriores. De acuerdo a los datos proporcionados por la Agencia Internacional de la Energía, se aumentará el consumo de gas y carbón (China posee más del 50% de las reservas mundiales) y descenderá algo el consumo del petróleo.
Entre las medidas propuestas por esta agencia internacional para reducir las emisiones de CO2 destaca la que plantea la captura de las emisiones de las centrales de carbón para depositarlo en el subsuelo e indica, además, que un tercio de las emisiones se podrían evitar con la implantación de medidas de eficiencia energética.
En opinión de Belenguer, las medidas para favorecer la eficiencia energética deberían orientarse a mejorar la regulación del sector energético; reflejar en el precio el coste real de la energía; seleccionar las medidas adecuadas de ahorro energético; formar y concienciar a la población y por último, contabilizar los costes del impacto económico.
