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Por J. P. Enrique
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Yo calculo que tendrán que pasar cien años

    Visto lo que en este país sucede con el franquismo, que sus seguidores, cuarenta años después de la muerte del dictador, aún siguen  distorsionando la realidad para justificar la rebelión militar y la larga dictadura, y que, aún hoy, no quieren ni que se saquen de las cunetas a las víctimas del bando perdedor, calculo que tendrán que pasar cien años para que la historia escriba el pasado tal cual  sucedió.

    Aún hoy, M. Rajoy presume de destinar en el presupuesto cero euros a la Ley de Memoria Histórica y quien puede sucederle, Albert Rivera, no apunta mejor ya que  se mostró complaciente con las dictaduras al afirmar: "Las dictaduras no tienen libertad, pero tienen cierta paz y orden". 

    Visto todo eso yo calculo que deberán pasar muchos años hasta que se sepa quién fue el que ordenó comprar el voto de Tamayo en la Asamblea de Madrid. A partir de ahí en la Comunidad de Madrid se han encadenado una serie de presidentes todos embadurnados por la corrupción: Ruiz Galardón (93-03), Aguirre (3-12) González (12-15) Cifuentes (15-18). A partir de ahí los casos de corrupción han ido creciendo en dos grandes focos: Madrid y Valencia. A partir de ahí lucen con todo su esplendor Gürtel, Canal Isabel II, Cooperación, Púnica, Valmor, Emarsa, Ciudad de la Luz, Terra Mítica,… A partir de ahí el dinero ha hecho turismo de masas hacia Panamá, Andorra y Suiza. Todo comenzó con el Tamayo.

    Dentro de cien años se dirá que hubo en España un gobierno presidido por el inmovilista M. Rajoy que se pasó años hablando de la herencia recibida y acusando al gobierno socialista de haber ocasionado una grave crisis económica.

    Se dirá entonces que la crisis inmobiliaria y la financiera se iniciaron  con un crecimiento económico orientado a la construcción que acabó produciendo una burbuja inmobiliaria a la que le dieron pistoletazo de salida en el 96. Se dirá que fue una larga década en la que todos se sentían felices porque el dinero fluía y los bancos empujaban para que lo hiciera sin límites a través de  préstamos hipotecarios sustentados en inmuebles valorados a unos precios que no paraban de crecer. Era la España que “va bien” hasta que dejó de ir bien tras el desplome de Golman Such y el derrumbe de las sub prime. Luego vinieron las crisis bancarias (bancos y Cajas) solucionadas con un alto coste económico y social.

    La herencia recibida -se dirá dentro de 100 años- fue muy útil para efectuar recortes en todos los sectores y principalmente en Sanidad y Educación. También en pensiones y sobretodo en salarios. Los salarios pasaron de ser dignos a convertirse en precarios. Las pensiones dejaron de mantener el poder adquisitivo. Se endurecieron las condiciones para tener derechos  y se les penalizó a los jubilados que tardaran en morirse.

    Finalmente la profunda destrucción de empleo tocó techo y las facilidades para contratar trabajadores gracias a la “reforma agresiva” (según palabras que pronunció De Guindos ante el ministro alemán de finanzas)  incrementaron los beneficios de las grandes empresas y en la sociedad se produjo un trasvase de rentas  a las clases altas, perjudicó a las más bajas y  destruyó las clases medias.

    El gobierno, en esos años, subió la luz, el gas, el copago sanitario. El PIB y las cifras macroeconómicas servían para presumir del  “el milagro español.”

    En esos años Rajoy lanzó un nuevo mensaje “su éxito innegable en economía”, su éxito como “buenos gestores de asuntos económicos”.

    Los españoles escuchaban callados y expectantes ante crecimientos del PIB del 2, 3 y 4%. Tan callados estaban que miraron para otro lado y siguieron votando, una y otra vez, al partido de Rajoy a pesar de que los casos de corrupción crecían.  A pesar de que Andrea Fabra dijera con el corazón “que se jodan” (los parados). A pesar de que la secretaria de Comunicación dijera, también con el corazón a un grupo de pensionistas cabreados: “Dan ganas de hacerles la peineta y mandarles a todos a la mierda”. A pesar de Fabra, Matas, Bárcenas,   Costa, Rato,… A pesar de escandalosos contratos como el de las autopistas y el gas que han dañado las cuentas del Estado. A pesar del crecimiento espectacular de la deuda. A pesar de dilapidar 70.000 MM de la reserva de pensiones.

    Mientras el gobierno de Rajoy se escudaba en las cifras macroeconómicas se apoderaron de las Cajas, hospitales, empresas de servicios y en general todas las empresas públicas.

    Finalmente los españoles dijeron basta y las mujeres salieron a la calle. Los jubilados hicieron lo mismo.  Finalmente, la verdad oficial chocó con la realidad de la calle. Ni siquiera valió lo de “casos aislados”, ni siquiera lo de la familia Pujol, ni siquiera lo de los Eres andaluces. Ni siquiera las  reiteradas explicaciones hablando de ranas u ovejas negras.

    A partir de ese “basta” los jubilados, ya cabreados por una carta anunciadora de que las pensiones subían un 0,25%, exigieron que sus pagas mantuvieran el poder adquisitivo y no estuvieron de acuerdo ni con el pacto  con el PNV de subirlas durante dos años.

    A pesar de todas las adversidades y casos, hechos y declaraciones que tendrían que haber obligado a dimitir a  Rajoy, él siguió con su  lema de “resistir como sea porque el que resiste gana”.  A pesar de haber favorecido el independentismo catalán, a pesar de su apoyo a corruptos; a pesar de decirle a Bárcenas: “Hacemos lo que podemos” y aplaudir a  Camps a Fabra, a Mato, a Soria, a………

    Finalmente el propio partido (siempre callado y solo en la ocupación de aplaudir a rabiar a sus ovejas negras) temiendo el descalabro como el que sufrió la UCD, plantó cara a su líder y dijo basta, momento en el que finalmente Rajoy  tuvo que marcharse a su refugio gallego a no hacer nada que es lo que estuvo haciendo mientras gobernaba.

    En las elecciones de 2020 los grupos económicos logaron el ascenso al poder de Albert Rivera para que los españoles no fueran engañados por los mismos personajes.

    Pero todo eso se escribirá dentro de 100 años cuando también dirán las crónicas que la X de los GAL  era quien ahora todos  sabemos quién es.

     

    DISPARAN CONTRA NIÑOS que se manifiestan en las calles y cuando dan en el blanco (dar en el blanco es asesinar a uno de ellos) lo celebran con gritos de alegría y publican esos videos en internet. Son los mismos  que han ocultado su programa nuclear y que ahora acusan  Irán de tener un programa  atómico secreto. Son los mismos que han propiciado leyes para que nadie olvide su holocausto y que con esas leyes en la mano acaban de meter en la cárcel a una berlinesa de 85 años por el simple hecho de negarlo. Si esta mujer hubiera negado la existencia de Dios estaría en la calle.

    Añado el dato de que Israel, consciente  de la repugnancia que ocasionan en todo el mundo  sus atrocidades y temeroso de que afecten a su economía, prescinde de imprimir el número 7 en los códigos de barras y solamente se observa el 29, pero antes hay otras dos líneas (barras) del 7 que son dos líneas idénticas paralelas y finas.

    Dañar la economía de Israel es el mejor camino para detener el genocidio que cometen contra los palestinos.

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    comentario 1 comentario
    Vicent Bosch i Paús
    Vicent Bosch i Paús
    18/05/2018 05:05
    Què poc et puntua la "bona gent"

    Els lectors d'ací volen més a l'altre borrianenc, el Michel I l'Insultador!

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