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La tragedia ‘Marzà’


    Algo está pasando en la Comunitat Valenciana. A lo largo de los últimos meses las noticias por excelencia con las que nos desayunamos, cuya intensidad ha ido subiendo conforme va transcurriendo el verano tienen los mismos Apellidos: Marzà y plurilingüismo.

    Como si de una novela quijotesca se tratara, lejos de cejar en su impositivo empeño, el titular de Educación se resiste a ver la caótica y preocupante realidad, así como el desconcierto que están causando sus polémicos decretos a padres, profesores y en último término, a los alumnos; y no, no se trata de imaginar gigantes ni molinos, se trata, de ver o aunque sea atisbar por un momento, las consecuencias del modelo educativo que pretende imponer.
    Resulta difícil imaginar, que durante la dilatada y consensuada elaboración del adorado modelo educativo finés, por el que suspiran y por cuyo país se pasean el President y su Conseller de Educación, un juez o tribunal del país nórdico suspendiera cautelarmente la aplicación del sistema educativo, y más aún, que ante tamaño revés a todas luces anunciado, no hubiera rectificación por parte del Ejecutivo, no se cumpliese íntegramente con la resolución judicial de inicio, jugando con la seguridad de familias y alumnos, de cara al próximo curso, y ya no digamos, que no se depuraran responsabilidades.

    Por desgracia, la distancia que separa nuestra Comunitat del país nórdico, es superada con creces por la distancia entre ambos modelos educativos, ya no sólo por lo anteriormente expuesto -por si fuera poco- sino por la eminente politización y patente ideología existente en el modelo educativo diseñado por Marzà. Lamentablemente ésta es a su vez, la piedra de toque, endémica del fracaso de los distintos modelos de sistema educativo que se han ido sucediendo en nuestro país.

    Pues bien, la falta de diálogo, de empatía y la imposición derivadas de la ideologización latente a la hora de legislar en materia educativa, ha cristalizado en forma de decreto discriminatorio en nuestro territorio, acompañado de una generosa ración de mala gestión, inconsciencia, imprevisión y pasotismo fruto de la arrogancia e incluso soberbia demostrada por Marzà y sus impertérritos valedores.

    Sí, han leído bien los últimos adjetivos, puesto que resulta de nuevo, difícil de imaginar, que ante la preocupación e indignación expresada por colectivos, asociaciones de padres y plataformas educativas por el ataque a la libertad de los padres a la hora de elegir el tipo de educación y el chantaje discriminatorio en la elección de la lengua vehicular en que quieren educar a sus hijos, que supone el decreto de plurilingüismo, su autor así como el máximo responsable a la cabeza del Consell ni se inmuten al respecto.

    Más si cabe, si a esto se añade que tras la suspensión cautelar acordada por el Tribunal Superior de Justicia, mantenida tras el recurso presentado por la Generalitat, en lugar de hacer prevalecer la seguridad jurídica de padres y alumnos, acerca del inicio de curso, material didáctico y modelo lingüístico aplicable, no sólo ha mantenido el proceso de matriculación, organización de cursos y profesorado, sino que ha tratado de eludir el pleno cumplimiento de la resolución judicial que suspende íntegramente el decreto, en virtud de la cual no cabe más que volver a la legalidad anterior, a fin de evitar el vacío y el caos educativo, arma con la que ha venido presionando el Consell para seguir defendiendo el modelo diseñado y a su Conseller.

    Si bien es cierto que "el modelo educativo marca el modelo de la sociedad", y no lo digo yo, sino el propio Marzà, también lo es que el suyo está vacío, al menos de elementos tan imprescindibles a la hora de elaborar un modelo educativo que abogue por la mejora de las competencias lingüísticas, como conocer y tener en cuenta los niveles existentes actualmente en las mismas; así como el diálogo, escucha y equilibrio necesario a la hora de confeccionar un modelo verdaderamente trilingüe, que brinde las mismas oportunidades a los alumnos, sin privilegiar ni condicionar las competencias lingüísticas de unos por encima de otros según la elección de la lengua vehicular. Lo único cierto es, que hasta el momento, más que a una novela quijotesca, la situación que está creando el Consell con su modelo educativo, se asemeja más a una tragedia griega.


    Jesús Salmerón | Ciudadanos

     

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    comentario 1 comentario
    Vicent Bosch i Paús
    Vicent Bosch i Paús
    06/08/2017 10:08
    Grega o shakesperiana?

    En tot el món i ací especialment, els únics que tenen llibertat són els de la pluto-mafio-cràcia. La resta no pinta res. Els oporofobs en el fons no volen que els seus fills estiguen barrejats amb els fills de les classes subalternes, i a més que els ho pague tot l'Estat.

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