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Por María José Navarro
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A mí que me lo expliquen…

    Porque no lo entiendo…

    No puedo entender que sigamos pensando que vivimos en un Estado de derecho, cuando todas y todos vemos, sistemáticamente, cómo no tenemos los mismos derechos los de arriba que los de abajo, los ricos que los pobres, los poderosos de los desafortunados… Lo comprobamos cada día a la salida de los Juzgados: Políticos y políticas, infantas y personajes de diversos pelajes que han estafado, que han utilizado dinero público para sus intereses personales, que se han enriquecido ilícitamente, saliendo de rositas gracias a su “desmemoriez” pertinaz o gracias a haber sabido trazarse una buena estrategia monetaria desviadora de fondos…

    Esta vez ha sido la Infanta Cristina la desmemoriada y, aunque a su deportista marido le ha salido peor la jugada, queda por ver si éste último se verá entre rejas o no…

    Sin embargo, leemos día sí y día también, cómo se desahucia a familias con niños y niñas sin que a nadie le tiemble el pulso; cómo la justicia implacable dicta sentencias desproporcionadas por delitos menores y, lo que es peor, cuando ese delito hace años que se cometió y, tal vez, esas personas tienen una vida ordenada y con cargas familiares. Pero claro está, estos casos son de personas pobres, que no pueden pagarse un abogado que les defienda convenientemente.

    Pero hay otra cosa que no entiendo y que necesito que alguien me aclare…

    Y es que leo, con asombro, que el Ayuntamiento de València está en negociaciones con la Universidad Europea (entidad privada) para la cesión de terrenos en la zona del Cabanyal, y claro, me lleno de dudas e incertidumbres, tal vez víctima de mi desconocimiento, pero no puedo dejar de pensar en todos los que hasta hace nada renegaban de esta opción (la de la cesión de terrenos públicos para la construcción de centros privados) tan propia de nuestros anteriores gestores.

    Recuérdese la que se lió en Torrent, cuando estando Mª José Catalá como alcaldesa, cedió terrenos para la Universidad Católica, o cuándo esta misma señora lucía cargo como Consellera de Educación, y se inventó aquellos Centros de Iniciativa Social, conocidos como CIS, que de social tenían más bien poco y que era una fórmula magistral para regalar terrenos (bueno, cesión por 75 años, que viene a ser lo mismo) a empresas privadas. 

    Ante la primera cuestión planteada me parece que, visto lo visto, no vamos a poder escapar de ello, pues ya decía Plutarco hace 2000 años, que el desequilibrio entre ricos y pobres es la enfermedad más antigua y más grave que padece la humanidad… y en ello seguimos.

    La segunda de mis incógnitas tal vez aún tenga remedio, ya que ante una epidemia de falta de memoria generalizada y extensiva no solo a los juzgados, se pueda aplicar algún brebaje sanador.

    Y es que no me parece de recibo que donde decíamos Diego, ahora digamos digo… Vamos, que esto de regalar terrenos públicos me sigue pareciendo una barbaridad, venga de donde venga la idea, así que insto a quién corresponda, a que tome rabos de pasas, nueces, azafrán, ginseng, orégano, té verde (o se haga un batido de todo ello, a poder ser) y recupere esos recuerdos de cuando salía a la calle rechazando esas ideas privatizadoras de la señora Catalá y compañía. 

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    comentario 1 comentario
    Marietika
    Marietika
    26/03/2017 11:03
    Desamortización le llamaban

    Ante el inmenso patrimonio de la Iglesia, en varias ocasiones, el Estado ha intervenido para quitar las propiedades a la Iglesia para que pasasen a formar parte del patrimonio de los ricos por dos chavos. Ahora se trata de quitar al pueblo el poco patrimonio del que se siente verdaderamente dueño (porque de palacios y otras prebendas no nos consideramos dueños aunque sean patrimonio nacional, que solo nos cuestan más dinero y encima tenemos que pagar para visitarlo), el suelo de su pueblo, ese que puede ser destinado a parques y jardines que tanta falta hacen ante el aumento constante de la contaminación, o bibliotecas, que nunca están de más, o espacios públicos donde recuperar valores de solidaridad, respeto y enriquecimiento cultural. Además que nos está privatizando todo los servicios públicos, tenemos soportar regalar a la empresa privada los terrenos para que se sigan lucrando? ah, sí, no hicimos lo mismo con las eléctricas, telefónica y aguas potables? Somos unos consentidores

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