Valores oxidados

Durante los últimos días de diciembre ha habido un encuentro de jóvenes cristianos europeos, que ha traído a nuestra ciudad casi 30.000 chicas y chicos de 50 países. Ortodoxos, protestantes y católicos han sido acogidos por familias valencianas de todas las parroquias de los alrededores de la capital. En mi pedanía también hubo un centenar de ellos y se programaron talleres para que conocieran el entorno y la realidad del mismo.

Para uno de esos talleres se pidió a la Asociación Vecinal a la que pertenezco, que contara a estos jóvenes cuál es nuestro trabajo y nuestras reivindicaciones, y a pesar del esfuerzo extra que supuso, fue agradable poder compartir nuestra realidad con ellos y ellas, sin más cuestionamientos ni límites. Y es que entiendo, como persona progresista, que aunque yo no profese la fe católica, ni ninguna otra más allá de la de los Valores Universales (que no son exclusivos de los creyentes de golpe en el pecho), que la verdadera democracia está en el respeto y tolerancia hacia los demás, sean cuales sean sus creencias y opciones personales y políticas.

Por esta regla de tres no puedo entender cómo muchas personas se escandalizan por cuestiones que son totalmente irrelevantes en su vida, como pueda ser la Cabalgata de las Magas de Enero que este domingo tuvo lugar por las calles de Valencia. El Facebook está que arde con el tema: que si Ribó se ha vuelto loco, que si vaya patochada, que si eran viejas, y mil y una lindeza más se pueden leer por las redes, aunque si mi memoria no me falla, los Magos de Oriente también son entraditos en años y carnes y nadie se queja por ello (ahhh, claro, que los hombres mayores son sabios y grandes, solo son viejas y gordas las mujeres, según el machismo latente).

Pero esas mismas personas que se rasgan las vestiduras por esta nimiedad, no parece que se hayan planteado el por qué un joven transexual sienta la necesidad de suicidarse el día de Navidad por la presión ejercida sobre su persona, o por qué el día de Año Nuevo apareciera asesinada otra mujer y su hija a manos de su marido y padre... Suicidio el primero y asesinato el segundo, fruto de esta sociedad intolerante y machista en la que vivimos.

Para crecer como Pueblo, nos hace falta aún mucha cultura política y ciudadana, y también deberíamos repasar esos términos como solidaridad, tolerancia y respeto que parece están algo oxidados, y que gracias a esa ley de educación retrógrada que está en vigor y que ha recortado drásticamente en asignaturas como la Filosofía, a nuestro alumnado le va a resultar bastante complicado ejercitar una mirada crítica con lo que le rodea, más allá de renegar de cualquier cosa que se salga de sus esquemas.

Así que mi petición para los Magos o las Magas o los Astros Siderales (que tanto monta) es que traigan carretas de valores y los repartan por doquier, que tal y como yo lo veo, esta sociedad multidiversa lo necesita como agua de mayo. Por cierto, y puestos a pedir, que nos acerquen también algo de ese líquido elemento, que falta hace.