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Por David Cerdán - Secretario General del PSPV-PSOE Prov. Alicante
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Malditos 400

    Sabíamos que era una amenaza y lo consentimos. La fuerza del sentido común hizo que el PSPV-PSOE hiciera alegaciones al Plan Hidrológico del Tajo para evitar, entre otras cosas, la elevación del límite de reservas en los embalses de cabecera del Tajo de los 240 hectómetros cúbicos hasta los actuales 400 hectómetros, que hoy se ciernen como una gran amenaza contra la provincia de Murcia y Alicante. Contra nuestros pueblos y contra nuestra agricultura. Pero nuestra propuesta, como la que planteó la Mesa Provincial del Agua, de nada sirvió. Hoy es más difícil trasvasar agua del Tajo a las provincias de Alicante y Murcia que hace un año. Y los trasvases son de menor caudal.

    No sirve de nada lamentarse ni recurrir al ‘te lo dije’. Eso no es nada productivo. Tampoco son productivas las amenazas del vicepresidente del Consell, José Císcar, contra algunas declaraciones del alcalde de Toledo. No sirve de nada porque Císcar y los suyos son cómplices de esta modificación que sabíamos, con Memorandum o sin él, que no podía ser bueno para la provincia. Hoy hay más agua en los embalses destinada a la estética del mismo, pero menos para la ética de dar de comer a nuestros campos y cultivos.

    Pero la cuestión de fondo es qué hacemos de futuro. Las correcciones siempre son muy complicadas, pero los alicantinos debemos sumar las fuerzas que nos queden –sin mirar ni color político ni apellido territorial – para rehacer aquellas cuestiones que complican nuestro futuro. Hay que replantearse de nuevo el límite de reserva de los 400 hectómetros. Sé que es muy complicado porque hay situaciones que se considerarán derechos en otros territorios, cuando en realidad son meras concesiones.

    Hay que reconocer que en algunas cosas hemos avanzado. Especialmente en las reglas de juego que determinan cómo y cuánto se trasvase desde el Tajo. Pero algunas cuestiones que se han clarificado, como el concepto de agua excedentaria, así como el establecimiento por niveles de los futuros trasvases, son insuficientes si hay un tope de salida: los malditos 400 hectómetros.

    Qué margen de maniobra vamos a tener en el futuro. Cuál va a ser la respuesta de Castilla la Mancha, cómo debemos actuar como territorio, como provincia de Alicante y como Comunidad Valenciana. Estas son las cuestiones sobre la que debemos reflexionar. Sí, otra vez. Porque este invento no ha salido bien, porque los pocos pasos que se han dado no han sido en la buena dirección y, especialmente, porque la resignación es el peor de nuestros enemigos.

    Creo que en esta legislatura que se acaba ha habido algo importante. Que tiene sus protagonistas en la Mesa Provincial del Agua: la apertura y el consenso – incluso en la discrepancia – entre los dos partidos mayoritarios; la existencia del reconocimiento de los errores cometidos; la capacidad de reconocer los aciertos del otro; y la necesidad sobre todo de enterrar el hacha de la Guerra del Agua. Esto, entendido en la provincia de Alicante por la presidenta de la Diputación Provincial, Luisa Pastor, aún no es comprendido por los asentados en Valencia, el señor Císcar entre otros.

    De hacer de este clima el hábitat común entre las fuerzas políticas y sociales de la provincia, junto con la Comunidad Valenciana, nuestra lucha por corregir estos malditos 400 sería más fácil. En caso contrario no moriremos de sed, sino ahogados en nuestras propias contradicciones.

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