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Por Agustín Navarro - Alcalde de Benidorm
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Imputado

    Yo, Agustín Navarro Alvado, estoy imputado. Es cierto. Se me acusa de prevaricación administrativa. La Juez investiga si el procedimiento que seguimos en el Ayuntamiento para contratar a los policías de playas o a los vigilantes del polideportivo fue el correcto. Esa es la discusión. Nadie pone en duda que el trabajo se hiciera o que las contrataciones fueran necesarias y urgentes. Sólo el procedimiento seguido. Se seleccionó y contrató a las personas, hicieron su trabajo, cobraron por ello y ahí finalizó su relación. Sí que se benefició alguien de todo aquello: Benidorm. Ni contratos millonarios, ni adjudicaciones sospechosas, ni familiares del alcalde beneficiados (¡y mira que han rebuscado en el árbol genealógico¡). Los trabajadores municipales han descendido en 200 personas en mi mandato.

    Aun así, yo estoy imputado. El Partido Popular utilizó a terceros para presentar una denuncia por la vía penal en lugar de recurrir el proceso administrativo, como sería lógico. Nadie jamás alzó la voz cuando el PP gobernaba y contrataba de forma irregular -según acreditan informes del Síndic de Comptes- lidera esta causa, en la que se intenta dañar la opción política que represento.

    Ser alcalde de Benidorm es el mayor honor al que podía aspirar e implica muchísima responsabilidad pero nunca pensé que sería víctima de una persecución personal como la desplegada por el PP local que, a través de montajes y denuncias falsas contra mí y mis colaboradores me ha llevado a declarar hasta 14 veces al juzgado. Incluso lograron que me imputaran por el caso ParkControl, archivado por la Audiencia Provincial. La UDEF, la unidad más preparada para la investigación de delitos económicos y financieros, me ha investigado en profundidad en dos ocasiones, rastreando todas mis cuentas y movimientos. Y no ha encontrado nada. Lo hará una tercera, y no puedo estar más tranquilo. Estoy convencido de que hay pocas personas en este país a los que se ha inspeccionado tanto como a mí.

    Puedo meter la pata muchas veces, pero jamás la mano, y no puedo admitir que se me mezcle con aquellos que han saqueado las arcas públicas saltándose la ley para entregar a empresas amigas contratos a cambio de comisiones o dádivas como trajes, relojes, coches, pisos o viajes. Imputados que se han llevado a paraísos fiscales el dinero que sus ciudadanos no tienen hoy para servicios básicos y necesarios como bienestar social, sanidad o educación. Hay alcaldes y alcaldesas imputados y procesados por ello, que me causan repugnancia. Pero yo, imputado, no estoy en ese grupo.

    Quienes me piden explicaciones los que defendieron a ultranza a los ya condenados Rafael Blasco, a Carlos Fabra o a Víctor Campos con el carnet de un partido que se financió de Gürtel.

    Y ante las acusaciones, los montajes y la manipulación solo hay una respuesta posible: la máxima transparencia, desnudarme ante la sociedad a la que sirvo, que debe conocer todo lo que tengo y cómo me lo he pagado. Mi declaración de la renta desde 2008, la nómina, el patrimonio, la declaración de bienes… todo está colgado en la web. También el plan de devolución del sueldo que por error se me ingresó de más, y que tanto han utilizado algunos tratando de dañar mi honor. Transparencia absoluta y valentía para dar la cara. Ante la prensa, ante la sociedad, y en el salón de plenos. Con documentos y con datos. Porque es cierto que yo cometo errores, y probablemente los continuaré cometiendo en mi afán de dotar de más servicios y recursos para Benidorm, pero nadie me podrá acusar de ser un corrupto.

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