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Por Carme Santamaría - Secretaria de Igualdad CEM PSPV-PSOE Castelló
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Todos los días son 25 de noviembre

    La violencia de género, tal y como se refiere la Ley Integral contra la Violencia de Género (LO 1/2004), “se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en nuestra sociedad. Se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión”.  Una forma de discriminación intemporal que tiene su origen en una estructura social de naturaleza patriarcal, que lleva a los maltratadores a sentirse legitimados para ejercerla y a entender que dicha violencia es una forma aceptable para controlar y dominar a las mujeres dentro de la relación.  La mayoría de las veces, detrás de los golpes, los puñetazos, las palizas, las agresiones sexuales o el terror psicológico hay una estrategia del maltratador que tiene por objetivo someter a la víctima. El daño es importante, pero sobre todo, lograr ese dominio total y absoluto sobre la mujer, anulándola como persona.

    Nuestra Ley Integral contra la Violencia de Género va mucho más allá. No se limita a sancionar la violencia en el seno de la pareja, la que se queda en los rincones más oscuros del hogar por el qué dirán, por la vergüenza o por el miedo, sino que la aborda desde ámbitos trascendentales en la lucha contra la violencia machista como son la prevención, la educación, la sensibilización o el apoyo a las víctimas, y a sus hijas e hijos.  Pero una ley por sí misma no cambia la sociedad. Hay que desarrollarla, hay que implementarla, hay que dotarla económicamente, hay que hacer que cale en la ciudadanía  como una fuerza transformadora que requiere de un cambio cultural profundo.  Y para ello se necesita de compromiso político, se necesita creer en la igualdad. Y quien no cree en la igualdad, como ocurre en el caso del Partido Popular, difícilmente va a hacer algo para combatir el terrorismo machista.

    En el momento de escribir estas líneas, son 58 las mujeres asesinadas en lo que va de año. Un reciente informe realizado entre chicas y chicos de 15 a 18 años con más de 12.000 encuestas en las 17 CCAA reflejaba que el 9% de las chicas reconocían haber sufrido violencia y el 13% de los chicos reconocían haberla ejercido. Estos descorazonadores datos muestran que la ‪violencia de género no tiene edad, ni tampoco las maltratadas ni los maltratadores que reproducen lo que se considera normal y aprendido culturalmente. La OMS ha acreditado que los programas educativos en países desarrollados funcionan para frenar el machismo. Y ante esta dramática realidad, el PP suprime la única asignatura que incluía contenidos en educación afectivo-sexual y valores en igualdad, como era Educación para la Ciudadanía, además de favorecer y reforzar los centros segregadores por sexo en la LOMCE.

    Desde la llegada del Partido Popular al gobierno de la nación han recortado un 22% del presupuesto para la lucha contra la violencia de género. Siguen sin identificar las partidas presupuestarias correspondientes a los 1.500 millones de la Estrategia Nacional, cae la teleasistencia móvil y la previsión de dispositivos para localización de maltratadores, y se mantiene el recorte de un millón de euros a los programas de atención social a las víctimas y los menores.

    A nivel autonómico, el PP de Alberto Fabra aprobó hace dos años una ley contra la violencia a las mujeres que hoy en día es papel mojado ya que ni la han desarrollado, ni la han dotado presupuestariamente. En cambio, tenemos 17 oficinas menos de atención a las víctimas y solo cuatro centros 24 horas.

    Y junto a los recortes, el silencio. Se ha producido una invisibilización alarmante de la violencia de género;  las campañas de sensibilización y concienciación son prácticamente inexistentes, y no se condenan los asesinatos.  Quizá piensa el Partido Popular que de lo que no se habla, no existe.  Pero nada más lejos de la realidad.  El silencio no es neutral. Si no se hace nada para acabar con la violencia de género, se está haciendo algo para que continúe. Así de terrible. Porque en la lucha contra el terrorismo machista, todos los días son 25 de noviembre.

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