Han pasado dos días desde los altercados en Madrid del 25-S. Al respecto muchas valoraciones podemos hacer, todos los puntos de vista aceptables son, pero más que opiniones la gente lo que busca es objetividad. Cansados de ver como en los medios de comunicación como se transgiversa la información tanto por parte de la derecha como por la izquierda, creo firmemente que debemos arrojar un jarro de agua fría a esta situación y pensar muy bien lo que decimos.
Muchas son las imágenes y los videos que, manipulados o no, se han publicado por internet y las redes sociales se han encardado de hacer eco de ellos. Pero por esta vez desobedecería el dicho de que mas vale una imagen que mil palabras y me centraría en eso en las palabras. Palabras en forma de cifras que indican que los altercados se saldaron con 25 policías heridos, de los cuales la inmensa mayoría tienen contusiones por los objetos lanzados por los supuestamente pacíficos. Hay calles enteras sin un adoquín, se ve que funcionan muy bien como arma arrojadiza….
La policía es el cuerpo nacional de seguridad del estado y su función es la de hacer cumplir las leyes y proteger nuestro estado de derecho. Un estado de derecho que con mucho esfuerzo hemos conseguido los ciudadanos. Así pues, y a mi modo de ver, las cargas en algún momento deben ser legitimas, ¿Qué hacemos si no? ¿Dejar que les lancen trozos de la calzada hasta matarlos? Cada uno tendrá una opinión sobre cual es la línea que separa lo pacífico de lo violento, pero en un ataque de empatía me pongo en su piel y no se hasta que punto aguantaría que me apedrearan. Somos humanos y como tal tenemos nuestros límites, y sí, la paciencia también tiene un límite.