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Por José Manuel Puchol Ten
Crónica de l´Alcalatén - RSS

La Iglesia de la Sangre recupera parte de su sentido

    L´Alcora, entre sus monumentos históricos cuenta con una serie de iglesias/ermitas de importante catalogación patrimonial. Quizás, desde la perspectiva antropológica, la más significativa por su antigüedad, testimonio vivo de nuestros antepasados, sea la del Santísimo Salvador, que datando su fundación en el s. XIII, estaríamos acertando muy de lleno en su origen. Fue parroquia del núcleo urbano y comarca de Alcalatén.

    Posteriormente van apareciendo otras construcciones, fruto del arraigo cristiano, dedicadas al personaje o divinidad por el que se titulan, y serán el germen de los nuevos barrios (a extramuros), facilitando la expansión y crecimiento urbano alrededor de estas: Loreto, San Roque, Purísima Sangre, Stmo. Cristo del Calvario (Centro neurálgico de las fiestas de agosto); y San Francisco. Esta última de origen conventual, que ya reconstruida, está abierta y presta servicio en su barriada. Otros puntos de culto fueron las capillas del Colegio Puértolas Pardo y La Salle; y una última, Ntra. Sra. de los Dolores (particular/Casa Marco).

    En el término municipal, aún tiene otras dos relevantes ermitas, muy populares, con acogedores y bien dotados entornos, destino de las importantes romerías que la villa realiza anualmente: San Cristóbal (Rollo y Patrón de la Villa), y San Vicente (En otros tiempos destino del Porrat y Patrón de la Comunidad).

    Caso excepcional fue la Ermita de Ntra. Sra. de los Desamparados, en la Torreta (particular). Durante unos años y mientras estuvo entre nosotros Mn. Joaquín Amorós, esta villa contó con servicio religioso en dicha Ermita. Atendida por el citado sacerdote alcorino e inaugurada en 1.972, desapareció tras el óbito del citado celebrante.

    Además de lo dicho, l´Alcora cuenta con otros tres edificios de culto, los más importantes actualmente, en lo que al peso de la práctica y servicio religioso se refiere: Iglesia Parroquial, dedicada a Ntra. Sra. de la Asunción; San Miguel Arcángel, en la Foia; y en Araia, la dedicada a San Joaquín y Santa Ana, erigida en parroquia (Decreto del 4/julio/1.959).

    Pues bien, llegados hasta aquí, y como consecuencia de un problema surgido entre algunas cofradías y el clero local el pasado Viernes Santo, me entero, aunque lamentando el cómo, que la Iglesia de la Sangre, una de las más emblemáticas de cuantas he referenciado, ha recuperado una parte de su histórico esplendor. Una importante inversión económica por parte de la parroquia, ha hecho posible restaurar, sacar a luz, una de las funciones más importantes que ésta tenía antaño. Debo dar gracias a Mosén Javier, por ese apoyo y desvío económico a tan importante evocación histórica.

    La citada iglesia “depósito de imágenes” de Semana Santa, vuelve a tener sentido. Durante décadas, y diría que hasta siglos, el Santo Sepulcro y la Dolorosa estaban allí, además del Ecce-Homo, Nazareno, San Juan, Pena del Señor, etc.etc. En 1.936, el sepulcro que allí había era fruto de la donación de Dª Modesta Puertolas Pardo de la Casta; y la Dolorosa, donación de D. José Píscopo Gil del Castillo. Depositados en dicha Iglesia, hacían honor –precisamente-, al carisma y sentido de su propio nombre Iglesia de la Purísima Sangre.

    El altar parroquial donde hoy reposa el nuevo Sepulcro (autor D. Joaquín Michavila Paús), realmente era el de la Cofradía de la Purísima Sangre y Dulce Nombre de Jesús: “El altar que la Cofradía erigió a sus expensas en una capilla entre la puerta lateral del templo y el límite del presbiterio es, sin duda, el de mejor gusto arquitectónico de la parroquia; una gran tabla de madera con dosel en forma de tímpano, en cuyo centro se destaca un Crucifijo de hermosa talla (Cristo de la Agonía), y a cuyos lados pintadas sobre la madera aparecen las figuras de San Juan y la Magdalena.”

    La Semana Santa alcorina contaba con dos solemnes procesiones:

    Jueves Santo.- Con inicio y final en la propia Iglesia de la Sangre (hoy desacralizada).

    Viernes Santo.- Con inicio y composición en la PL Iglesia y regreso a ella. A finales del s. XIX, siendo la Iglesia más pequeña, había más imágenes y muchísimos más fieles participando y engrosando las filas de la lúgubre procesión, provenientes no únicamente de las tradicionales Cofradías de Semana Santa, además eran muy numerosas las cofradías de Tarsicios (rama de la Adoración Nocturna), Sagrado Corazón, Adoración Nocturna, Ntra. Sra. del Rosario y del Carmen, Congregación de los Luises, Orden Terciaria Franciscana, etc. etc. etc.

    En la entrada del s. XX, la Iglesia Parroquial inauguró la última parte o pie de la misma con el Coro alto y actual fachada principal.

    Entendiendo la trascendencia, que la Iglesia de la Sangre, ha tenido y puede seguir teniendo a los efectos descritos, buena es la iniciativa de retomar el diálogo entre las partes discordantes. No debe ser ningún problema, que las imágenes, ultimen la procesión en la PL de la Iglesia y desde allí regresen a su lugar de reposo, como antaño. Seguro estoy, de que los discordantes solo persiguen la mejora y realce de nuestra dignísima Semana Santa. La Iglesia de la Sangre, fue y debe seguir siendo la “casa y museo de los Pasos”, y reitero, que muy bueno sería lijar astillas, máxime cuando todos persiguen la conservación y continuidad de la cada vez más lúcida Semana Santa alcorina.

    Ánimo Mosén Javier, su comunicado a través de Hoja Parroquial, con la mano tendida, es muy esclarecedor. En calidad de rector actual de nuestra parroquia, tiene en sus manos la posibilidad de ser inscrito en nuestra historia, como aquél párroco, que en comunión con las cofradías locales recuperó una parte importante del ser, del sentido de la Iglesia de la Purísima Sangre.

    Nuestro antiguo casco urbano, con ello también aumenta su prestigio.

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