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Valencià
Por Vicente Piqueres Monzonis
El Caballero del Komián - RSS

¿Burriana de ahora o Burriana de antes?

    La poesía que a continuación vais a leer refleja claramente lo que era Burriana hace ya muchos años. Se denota en ella buen rollo, como se suele decir ahora, al leerla me traslado sin querer a esa calle e imagino lo que allí podía suceder allá por los años 40, justo después de haber pasado una fatídica guerra, aun a pesar de todo aquello que tuvieron que vivir, no perdieron la alegría y la capacidad de divertirse con las pocas cosas que les brindaba la vida, lo que les sobraba era pobreza.

    También es verdad que he oído a mi padre contar muchísimas anécdotas de aquella calle, el Carrer Santa Ana, donde ellos tenían la carpintería en un principio. Al contarlas se le iluminaba la cara y esbozaba esa sonrisa sincera que él tenía, y digo sincera porque era una persona muy seria, pero todo lo que fuera hablar de su Burriana le hacía feliz.

    Retomando el tema, y volviendo a esta realidad, ¿dónde quedaron aquellos braseros encendiéndose en las puertas en invierno, para luego calentarse dentro de casa? Paseabas por la calle y te embriagaba ese olor, ¿lo oléis? Yo sí…

    Ahora todos estamos cara la tele, con calefacción central, y los braseros pasaron a mejor vida y las tertulias alrededor también.

    ¿Dónde quedó aquella traca por todo el pueblo, que pasaba por encima de tu cabeza y terminaba iluminando nuestro Campanario con fuegos artificiales? Se prohibió, sus razones tendrían, pero era muy emocionante el día antes de San José asistir a aquel espectáculo.

    Ir a la vaquería a por la leche, llegar a casa ponerla a hervir, esperar al día siguiente por la mañana, y ver la capa de nata que se había hecho, te la comías con una rosquita de pan que sabía a gloria. E ir a jugar a los campos de naranja, y buscar tréboles de 4 hojas, o ir a pescar a la playa de piedras que mientras esperabas que picara alguna pieza, buscabas las más planas para lanzarlas al agua , igual si las lanzabas con arte hasta daban 4 o 5 botes, y saborear una tortilla de patatas recién hecha a la orilla de mar.

    ¿Dónde fue a parar nuestro mercado, la bodega para comprar vino, el sifón, la casa donde vendían hielo, el polero, las barracas a vora mar y las mujeres haciendo la paella los domingos en la parte trasera? ¿Dónde fue a parar el café donde los hombres jugaban a cartas en la Merced? No he perdido el registro ni del sabor, ni del olor de todos estos recuerdos. Seguiría enumerando y la lista se haría interminable.

    ¿Dónde han quedado tantas y tantas cosas? Y mi pregunta es la siguiente, ¿con qué Burriana te quedas? ¿Con la de cuando éramos niños o con la de ahora?, Yo lo tengo clarísimo.

    Estamos en Verano y es época de Porrats, creo que viene al pelo esta poesía, deseándoos que paséis un feliz verano.

     

    VEÏNAT DEL CARRER SANTA ANA DE BURRIANA

    En el carrer de Santa Ana
    hi havia un bon veïnat
    que es divertia la gana,
    sonant com una campana
    per sa popularitat.

    En el dia del porrat
    acudia tot el mon,
    no quedava ningún gat,
    Tots s´havien amagat
    al sentir l´acordeón.

    El cacau com els tramusos
    El Barigualo s´els fotia,
    y deixaba a tots confusos
    cuant veien que ni pallusos
    deixaba ni pa as tia.

    Melo, faves, lo que fora
    tot alló heu arramblaba,
    lo que tênia davant
    menjant y callant, callant
    li caia hasta La baba.

    En la porta del carrer
    a descansar es posava,
    i Nelo l’espardenyer,
    quan venia el Fideuer,
    el seu acordeón tocava.

    Qui pareixia enterat
    era “l´abuelo” Gosalvo,
    pero en la seua amistat
    havia un geni cagat
    perquè estava ya molt “calvo”.

    Ara sí que m’han fotut,
    deia “Chochim de les Parres”
    quan li deien: ¿T’has perdut?
    ¡llig bé el diari, sabut!
    ¿no veus que al revés l’agarres?

    Nelo l’espardenyer,
    que tenia l’acordeó,
    el tocava pel carrer,
    com qualsevol dolçainer
    ell era l´admiració.

    També estava Vicentet,
    que era de Nelo el cunyat,
    demanava un cigarret,
    el volia enrrolladet
    mentres mirava embovat.

    Yo li deia: ¡has de cantar
    Marianita!, i la cantava,
    i per a fer-me rabiar
    quan començava a fumar
    com un gat se m’escapava.

    Faltaven puix les Borrioles;
    no paraven de parlar,
    disparant com les pistoles,
    al pobre de Figueroles
    li amargaven el dinar.

    ¿I què dir de la “Puçeta
    carregada de chiquets
    que perdia la “chaveta”
    quan tocava la trompeta
    sense poder tindrels quets?

    El seu home era Batiste,
    que tenia prou “cachasa”,
    fent chiquets era un artiste,
    i se contava algun “chiste”
    per no unflar la carabassa.

    Allá per mitat carrer
    tenia escola la mestra;
    pareixia un galliner
    quan passava el llanterner
    i els cantava en la finestra.

    Yo de la tia Angeleta
    a penes si tinc memòria,
    sé que era molt santeta,
    que no mai estava queta,
    i segur que està en glòria.

    La que es va desbaratar
    era la tia Dolores,
    que en acabar de sopar
    l’havien de passejar
    sense “piular” ni en demores.

    ¿I la Teresa Maria
    de les tres la chicoteta?
    era la que més corria,
    la que molt descansaria
    quan pixava la pedreta.
    I on el carrer s’acaba
    vivia “l´abuelo Gallets”;
    al seu rollo ell anava,
    i si rellonge arreglava
    cobrava uns bons dinerets.

    Tot el món allí desfila:
    el senyor Pepe el Manyà,
    Doloretes la Quatrila,
    l’espardenyera la Vila,
    i el Batistet de Ferrà.

    Pio Valls també vindria,
    i el gran amic Juan Corell.......
    nomenar-los no podria
    perquè necessitaria
    gastar paper a gavell.

    Puix en queden a muntó
    que ací no se’ls ha citat;
    seria una processó
    tan llarga ¡què sé yo!
    que ompliria la ciutat.

    Quatre chics y tres chiquetes
    varen tindre el “Pare Roch”
    i la seua Doloretes;
    les chiques prou morenetes
    i dels chics ningú era “roch”.

    El que va eixir paregut,
    tant en el pèl com la pell
    és qui la sort ha tingut
    relatant com ha pogut
    lo que era molt propi d’ell.

    AIXI QUE LA POESIA
    CREC YO QUE YA S’HA ACABAT.
    ÉS POSSIBLE QUE ALGÚN DIA
    AGARRE A LA MEUA TIA
    I TINGA MÉS LLARG REMAT.

    Valencia, Junio de 2014.
    Autor: V. Piqueres

    Valenciano escrito a “My Way” como él decía y aprendió de pequeño

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    comentario 1 comentario
    Vigorhumus
    Vigorhumus
    26/06/2015 01:06
    Precioso artículo

    Me ha gustado ese valenciano My way que en difinitiva es nuestro valenciano, el de toda la vida. Se quejaba el otro día un amigo mío que cuando era niño le obligaban a cantar el "Cara al Sol". Yo le dije que en 60 años no había cambiado nada pues si entonces se tenía que aguantar, hoy se tienen que aguantar nuestros nietos cuando les obligan a hablar y escribir en catalán. No veo la diferencia. La poesía es perfecta. En aquella época se hubiera podido escribir una por cada calle de Burriana donde el vecindario se conocía por su "malnom" y casi todos lo tenían. Para los niños "nuestra calle" era nuestro mundo. Y las amistades entre los niños de la calle eran verdaderas y 60 años después cuando te cruzas con alguno de ellos aun lo reconoces con cariño. Los niños de las calles de al lado o paralelas gozaban de nuestra simpatía pero ya era otra cosa. Y los niños de otro barrio ya eran forasteros y a veces "enemigos" susceptibles de tener que hacer "arca" de cuando en cuando con ellos.

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