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Valencià
Por Vicente Piqueres Monzonis
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El Pare “Roch” (2ª Parte)

    Ara anem a rematar
    del yayo la poesia,
    fent quintilles per contar
    coses que varen passar
    i no són de fantasia.
    En el carrer de Santa Ana
    hi havia un bon veïnat
    que es divertia la gana,
    sonant com una campana
    per sa popularitat.
    En la porta del carrer
    a descansar es posava,
    i Nelo l’espardenyer,
    quan venia el Fideuer,
    el seu acordeó els tocava.
    Qui pareixia enterat
    era “l´abuelo” Gosalvo,
    pero en la seua amistat
    havia un geni cagat
    perquè estava ya molt “calvo”.
    Ara sí que m’han fotut,
    deia “Chochim de les Parres”
    quan li deien: ¿T’has perdut?
    ¡llig bé el diari, sabut!
    ¿no veus que al revés l’agarres?
    Faltaven puix les Borrioles;
    no paraven de parlar,
    disparant com les pistoles,
    al pobre de Figueroles
    li amargaven el dinar.
    Nelo l’espardenyer,
    que tenia l’acordeó,
    el tocava pel carrer,
    com qualsevol dolçainer.
    Ell era l´admiració.
    També estava Vicentet,
    que era de Nelo el cunyat,
    demanava un cigarret,
    y el volia enrrolladet
    mentres mirava embovat.
    Yo li deia: ¡has de cantar
    Marianita!, i la cantava,
    i per a fer-me rabiar
    quan començava a fumar
    com un gat se m’escapava.

    ¿I què dir de la “Puçeta
    carregada de chiquets
    que perdia la “chaveta”
    quan tocava la trompeta
    sense poder tindrels quets?
    El seu home era Batiste,
    que tenia prou “cachasa”,
    fent chiquets era un artiste,
    i se contava algun “chiste”
    per no unflar la carabassa.
    Allá per mitan carrer
    tenia escola la mestra;
    pareixia un galliner
    quan passava el llanterner
    i els cantava en la finestra.
    Yo de la tia Angeleta
    a penes si tinc memòria,
    sé que era molt santeta,
    que no mai estava queta,
    i segur que està en glòria.
    La que es va desbaratar
    era la tia Dolores,
    que en acabar de sopar
    l’havien de passejar
    sense “piular”, ni en demores.
    ¿I la Teresa Maria
    de les tres la chicoteta?
    era la que més corria,
    la que molt descansaria
    quan pixava la pedreta.
    I on el carrer s’acaba
    vivia “l´abuelo Gallets”;
    al seu rollo ell anava,
    i si rellonge arreglava
    cobrava uns bons dinerets.
    Tot el món allí desfila:
    el senyor Pepe el Manyà,
    Doloretes la Quatrila,
    l’espardenyera la Vila,
    i el Batistet de Ferrà.
    Pio Valls també vindria,
    i el gran amic Juan Corell.......
    nomenar-los no podria
    perquè necessitaria
    gastar paper a gavell.
    Puix en queden a muntó
    que ací no se’ls ha citat;
    seria una provessó
    tan llarga ¡què sé yo!
    que ompliria la ciutat.

    Cuatre chics y tres chiquetes
    varen tindre el “Pare Roch”
    i la seua Doloretes;
    les chiques prou morenetes
    i dels chics ningú era “roch”.
    El que va eixir paregut,
    tant en el pèl com la pell
    és qui la sort ha tingut
    relatant com ha pogut
    lo que era molt propi d’ell.
    I ara tenim un besnet,
    se diu Alfons el “chicuelo”,
    que tampoc es morenet,
    i per contra és molt rojet
    i se pareix a “m’abuelo”.
    Mês per no perdre La Casta
    El Alfons ya mos há dut
    una chiqueta rojeta
    guapa y molt sabudeta
    a la que tots ham vollgut.

    AIXI QUE LA POESIA
    CREC YO QUE YA S’HA ACABAT.
    ÉS POSSIBLE QUE ALGÚN DIA
    TROBE PER LA COFRADIA
    QUI ME CONTE MES DEL REMAT,
    PERQUE LA TIA…… YA S´EN ANAT.

    NORMATIVA LINGÜÍSTICA: Idioma Valenciano Libre.
    Escrito a mi manera tal y como aprendí desde pequeño
    Autor: Vicente Piqueres Monsonis.

    ANÉCDOTAS DEL PARE ROCH (MI ABUELO)
    Sus anécdotas fueron bastantes. Como ejemplo citaremos algunas.

    Contó que cuando estaba en la mili, (que la hizo en Mahon (Menorca) y duraba tres años), tenia un Coronel que se llamaba D. Ildefonso Bausá y Palet, el cual un día salió a pasear con su señora y a esta se le ocurrió beber en un arroyo, con tan mala fortuna que se tragó lo que llamamos “una babosa” o sea un caracol que no tiene cáscara.

    Este señor llevo a su mujer al médico y no le solucionaron nada y andaba bastante preocupado porque la “babosa” no la expulsaba y seguía allí dentro, en la tripa, hasta que un día se enteró mi abuelo y se prestó a ayudarle diciendo que eso lo podía solucionar él.
    Para la “operación” dijo que le prepararan: un serrucho grande, un bombo de la música, traca, petardos y una regadera con agua.

    Llegado el momento mandó a la mujer que se remangara la ropa y que se tumbara, boca abajo, en una mesa y con el culo al aire.

    Empezó el acto, en el que le ayudaba su amigo “Cagascoles”, haciendo ruido con el serrucho grande y aporreando de vez en cuando el bombo de la música. Después disparó la traca y explosionó algunos petardos. Transcurrido algún tiempo tomó la regadera e iba regando el culo de la buena señora, hasta que por fin la “babosa” apareció por el ano, saliendo de su escondrijo como paseándose.

    Preguntado por el Coronel sobre como había podido hacer tal cosa le explicó que estos animalitos están escondidos pero cuando oyen truenos y que llueve se despiertan y salen a pasear.
    Así se solucionó el problema de la “babosa”.

    Otro día estando con él sentados al lado del fuego de la llar, le pregunté: “Pare Roch ¿les animetes dels homens com son?” y me contestó: “son menudetes, com la llavor de la herba, que a penes si les pots vore”. Y volví a preguntar ¿y les dels gosos? y su contestación fue “eixes son llarguerudes”.

    Otro día estaba a la puerta de casa con papel y lápiz en la mano, y mi tía Teresa le preguntó: Pare “¿Qué esta fent?” y le contestó: “Ara después te ho diré”, y al cabo de rato aclaró: “Mira: ta tía Teresa Maria tots els díes fa cuatre viatges al convent dels frares. Si multipliquem els pasos que hi han entre sa casa y el convent, resulten tants metros per viatge, que per cuatre viatges son tants metros per día. Aixina que resulta que per semana, per mes y per any ta tía fent viatges li pega al añy tres voltes al mon”.

    Como era carpintero él tenia su banco de trabajo y sus herramientas más predilectas, pero tenia la costumbre de irlas sacando, de un armario donde las guardaban allí en el taller, a medida que las necesitaba. Yo no sé si se olvidaría de ir devolviéndolas a su sitio o estaría absorto en la faena pero el caso es que iba llenando el banco y finalmente ya no le quedaban apenas dos palmos para trabajar.

    Era muy curioso esto y en alguna ocasión mi tío Pepe me comentó: “Míralo. Dins de un rato estará treballant en terra o en el brancal”.

    Pero ya de mayor si el tiempo estaba nublado y mal no se paraba en pajas. Cogía el portante y el “cabaset”, se iba a “l´horta” cavaba la tierra para coger lombrices y cuando tenia bastantes les pasaba un hilo por dentro, hacia su “borinot”, lo ataba a la punta de una caña y..... “a peixcar anguiles” en la acequia que mejor le parecía, porque se las conocía todas la de la contornada: “El finello”, “L´ull de la Vila”, “ Caramit”, etc. etc.

    Por otra parte, si el tiempo estaba bueno y era muy dueño y señor para hacer lo que le diera la gana, si se le antojaba hacerse “caragoles” para comer o cenar, cogía “el saquet” y allá que se iba a buscárselas y cuando ya tenia bastantes volvía a casa, las lavaba bien lavadas, las ponía al sol dentro de una “palangana” con agua, “les abobaba”, como él me decía, y cuando las tenia a punto las hervía. Una vez hervidas les quitaba el agua y les ponía un picadillo a base de ajo, perejil y aceite y “a sopar. t”.
    Tenia la habilidad de hacer o pinchar, con los dientes, un agujerito en la cáscara y en “un xuplit” las sacaba de su envoltorio y ya no sé si las masticaba o se las tragaba enteras. Lo que si sé es lo que me dijo mi tío Pepe en cierta ocasión de que si alguna se le resistía se la tragaba entera, cáscara y todo, y que luego, cuando cagaba, solo se veían “caragoles” porque no las podía digerir como los patos.

    Cuando hacia algún “sopar” de estas características siempre solía invitar a algún que otro amigo suyo bien fuera “Cagascoles”, “Figueroles”, “Corell”, “El Barigüalo”, o el que se ponía a tiro, pues como tenia tantos no le costaba nada invitar a quien fuera.

    En cierta ocasión, cuando el taller ya estaba en “L´Escorredor”, pero la máquina de labrar la madera estaba en la calle Santa Ana, fue mi tío Pepe a trabajar en la máquina, allá por la media tarde, y el día estaba muy nublado como amenazando tormenta.

    Era en pleno mes de Agosto y el bochorno era sofocante. Al llegar allí se lo encontró sentado en la puerta y le dijo: “Pare, ¿qué fa ahí en el fret que esta fent?”. Y él le respondió que era cierto. Mas el tío Pepe continuó con la broma y volvió a decirle: ¿Vol que ensengam el foc en el hallar?”. Y como la respuesta fue afirmativa con “barrumballa” y maderas encendió una fogata como para asar castañas. Y allí se sentaron él y mi tío Pepe, pero este ultimo bien remangado y creo que hasta se quedó sin camisa por el calor que hacia entre el de la hoguera y el ambiental.
    No obstante ser un hombre con mucha personalidad, el tenia su cuadrilla o sea sus amigos más íntimos.
    Entre ellos se contaban todos estos que cito a continuación, que nacieron, en su mayoría, antes de que empezara el siglo XX, o sea en los últimos años de 1800.
    El cuadro de los más allegados para sus juergas, diversiones y correrías lo formaban:

    PERE ECHEVARRIA (Ingeniero y poeta)
    NELO EL ESPARDENYER (Acordeonista)
    FRAISCO PIQUER (Cagascoles)
    FRAISCO GIL (Figueroles)
    CHIMO EL PEDRAPIQUER (Cantero)
    SIDRO EL CARBONER
    JUAN CORELL EL PUNCHAOR (Practicante)
    CHOCHIM EL BARIGUALO
    VIÇENT ELSUCRER
    PIO VALLS (Piet)
    CHOCHIM EL BARIGUALO
    VIÇENT EL CABANENC (Carnicero)
    RIOS EL DENTISTE (Con su pata de palo)
    FRAISCO EL FIDEUER
    TORNABRASOS
    EL ABUELO GALLETS (Relojero)
    JUAN PIQUERES (un nebot)
    ABUELO GOSALBO (Yayo de V. Renau)
    EL ROCH DE PIQUERES (Carpintero)

    El punto de reunión de toda esta cuadrilla era en la calle de Santa Ana núm. 3 (hoy nº 1), en la carpintería de mi abuelo; allí infinidad de tardes se reunían unos u otros, haciendo su “sigarret”, y se contaban sus anécdotas o correrías, juntos o por separado, pero el caso es que eran una cuadrilla de lo más castiza que ha tenido Burriana, con señorío, gracia, buen humor, buenos sentimientos, etc. etc.
    Yo no se como en aquella casa, en algunas ocasiones, cabía tanta gente porque hay que tener en cuenta que también estaba ubicado el taller de carpintería con bancos de trabajo, herramientas, maderas y además era la vivienda de mis tíos y abuelos. Ocurriría, digo yo, como en el camarote de los Hermanos Marx en la película “Una noche en la opera”.

    Pese a todo mi abuelo era tan feliz porque su mayor diversión era sentarse al lado del hallar y sin parar de fumar “sigarret tras sigarret”.

    Su vida, desde luego, estuvo llena de anécdotas que habrán conocido personas que, por circunstancias de la vida, ya no están entre nosotros. Yo me he limitado a informar sobre unas pocas que, en alguna ocasión han sido referidas en casa, sobre todo por mis tías ya que se trataba de su padre, y las cito como colofón de la poesía que acabamos de leer.

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    comentarios 2 comentarios
    MJPIQUERES
    MJPIQUERES
    22/11/2014 09:11
    Y AQUI UNA SE QUEDÓ CON LAS GANAS

    Aunque ya había leido la poesia, eso sí, me faltaban las ultimas estrofas, me ha vuelto a encantar. El Pare Roch como he leido por ahi tendría el pelo rojo, pero el humor negro, jajajajajajaj, me hubiera gustado conocerlo. Y por otra parte, ya sabes que aquí la menda se quedó con las ganas de tener un pelirrojo-a... quien sabe si alguno de mis nietos si algún día los tengo, salen con ese color de pelo, ojala que así sea!!!! Un beso y adelante, cuentanos cosas de Burriana que nos gusta leerlas.

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