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Por Julio Terrén
Arte en la estética - RSS

La I Guerra Mundial, punto crucial para la Cirugía Plástica

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    La I Guerra Mundial, punto crucial para la Cirugía Plástica- (foto 1)

    La I Guerra Mundial se inició a finales de junio de 1914 y duró 52 meses. Se registraron 10 millones de muertos y alrededor de 20 millones de heridos. La principal causa de muerte en el campo de batalla y la causa de muchas de las lesiones fue la metralla. A diferencia de las heridas limpias infligidas en línea recta por las balas, los fragmentos de metal retorcidos de metralla podían rasgar el cuerpo y el rostro de los soldados. No sólo eso, sino que la metralla incrustaba trozos de vestidura y suciedad en las heridas. Harold Gillies era el médico del ejército británico encargado de suturar estas espeluznantes heridas, especialmente aquellas que afectaban al rostro de los heridos.

    Nacido en Nueva Zelanda, Gillies estudió medicina en Cambridge antes de unirse al cuerpo médico del ejército británico al comienzo de la Primera Guerra Mundial. Sorprendido por la gravedad de las lesiones que vio en el campo de batalla, decidió crear su propia unidad de cirugía plástica. El 11 de enero de 1916, Gillies se convirtió en el primer cirujano plástico de Gran Bretaña, creando una "unidad especial relacionada con la cirugía plástica" en el Hospital Militar de Cambridge, Aldershot.

    El hospital se vio pronto desbordado por los horrores de la guerra. Las víctimas y los heridos se contaban por cientos, por miles. Los británicos, para poder hacer frente a la avalancha de heridos,  construyeron un nuevo centro dedicado a reparaciones faciales en Sidcup. El Hospital de la Reina se inauguró en junio de 1917. En ese centro fue donde Gillies y sus colegas desarrollaron y experimentaron con numerosas técnicas de cirugía plástica, convirtiéndose en auténticos pioneros en el campo de la cirugía plástica; realizaron alrededor de 11.000 operaciones en más de 5.000 hombres (en su mayoría soldados con lesiones en la cara). Gillies no sólo trataba de restaurar los rasgos faciales de sus pacientes, sino que también trataba de conseguir un buen resultado en el plano estético.

    La reconstrucción facial era, por aquel entonces, una técnica primitiva. La experimentación formaba parte del proceso y Gillies puso en práctica diferentes métodos que había aprendido en los libros; los cirujanos de la India habían realizado rinoplastias empleando colgajos de la piel de otras partes del cuerpo de los pacientes. Además, durante el siglo XIX, los franceses y los alemanes habían desarrollado una técnica mediante la cual la piel podía ser transferida de una parte a otra del cuerpo.

    Gracias a la labor de Gillies, la reconstrucción facial se convirtió en una parte fundamental de la medicina. La intervención al teniente William Spreckley fue uno de sus mayores éxitos. Gillies reconstruyó la nariz del teniente utilizando la técnica India conocida como el 'colgajo frontal'. Para ello tomó parte del cartílago de las costillas del paciente y se la implantó en la frente. El proceso duró más de tres años. Spreckley ingresó en el hospital en enero de 1917 a la edad de 33 y salió en octubre de 1920. "Nunca le vi realizar un movimiento apresurado o mal ejecutado. Todas sus acciones eran siempre suaves, precisas y ágiles", comentaba William Spreckley.

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