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Una ciudad sin obstáculos en beneficio de todos centra el nuevo debate sobre accesibilidad de UPyD

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    Una ciudad sin obstáculos en beneficio de todos centra el nuevo debate sobre accesibilidad de UPyD - (foto 3)

    “La accesibilidad es poder ir a los demás y que los demás puedan venir a mí sin obstáculos”. Esta es una de las frases que mejor ha ilustrado el último debate “Hablemos de Novelda” organizado por Unión, Progreso y Democracia en el Casal de la Joventut y titulado “Novelda accesible para todos”. La charla ha contado con la participación de Llanos Rodríguez, presidenta de la asociación Alicante Accesible y trabajadora social; el arquitecto Fernando Yarza, arquitecto técnico, y Virginia Tovar, trabajadora social. Todos han coincidido en que una calle sin impedimentos es beneficioso para toda la ciudadanía, y como ha recordado Juan Antonio Mora, moderador del debate, “los creadores de las ciudades somos sus habitantes”.

    Pensemos en situaciones cotidianas en las que nos topamos con algún obstáculo que interrumpe nuestro camino. Por ejemplo, la madre que empuja el carrito de su bebé y se encuentra con una acera tan estrecha por la que no puede circular. O el abuelo que tiene dificultad para caminar y no puede subir escaleras. O la niña que quiere cruzar un paso de peatones y ha de cruzar por otro lado y exponerse al tráfico porque un coche está aparcado encima del paso. O el padre que se mueve en silla de ruedas y no puede montar en su vehículo porque el coche aparcado detrás le impide desplegar la plataforma mecánica por la que entra. “Por un escalón de más, hay personas que nos sentimos excluidas de la vida social”, un sentimiento que Llanos Rodríguez ha descrito de una forma muy gráfica durante el debate ‘Hablemos de Novelda’, centrado en la accesibilidad de las ciudades.

    Al final, esto de la accesibilidad se podría resumir en salir al mundo cada mañana y seguir nuestra ruta sin obstáculos, al margen de las capacidades de cada persona. “Las ciudades están llenas de cachivaches”, se lamentaba el arquitecto Fernando Yarza cuando hacía referencia a las farolas, las señales, los andamios y demás elementos urbanos que estorban más que ayudan. “La accesibilidad es poder ir a los demás y que los demás puedan venir a mí, pero hacerlo sin caerme, sin hacerme daño, sin ser incomprendido ni rechazado”, ha explicado Fernando.

    Existe legislación al respecto, como la ley valenciana de accesibilidad y supresión de barreras arquitectónicas, urbanísticas y de la comunicación, de 1998. Pero se echa en falta la voluntad de los políticos. Los ayuntamientos son responsables de velar por el cumplimiento de las normas, y no deberían conceder licencias de construcción o explotación si se vulnera la Ley. Sin embargo, no sólo es tarea de los ayuntamientos. El poder ciudadano o la demanda social, como lo llama Fernando Yarza, es imprescindible para llevar a buen puerto las reivindicaciones ciudadanas. “No basta con hacer una ley buena”, insistió el arquitecto. “Hay que presionar para que se cumpla”.

    Durante el debate han surgido varias propuestas en las que la asociación Alicante Accesible ha venido trabajando desde su creación en 2011. Por un lado están los itinerarios accesibles. Se trata de rutas señalizadas y libres de obstáculos por las ciudades, de manera que cualquier persona pueda recorrerlas, bien sea unos padres con el carro de su bebé, una persona invidente o alguien en silla de ruedas.

    Por otra parte se ha hablado de lo difícil que es subir a un autobús cuando no hay rampa o plataforma mecánica. En ocasiones los vehículos disponen de ellas, pero no funcionan o los coches aparcan en la parada del autobús y no se pueden desplegar. Ante esto, Alicante Accesible cree que la solución ideal pasa porque el autobús se sitúe al mismo nivel de la acera en la que se espera al autobús cuando se detenga. Así, en horizontal, se facilitaría el acceso a personas con problemas en las piernas y gente que utilice carros y sillas de ruedas.

    También se ha debatido acerca de los aparcamientos personalizados. La idea consiste en reservar una plaza de aparcamiento para un particular que presente una discapacidad superior al 65%, y en la que nadie más pueda aparcar.

    Discapacidad y minusvalía son términos que van perdiendo fuerza ante el auge de otros más inclusivos como movilidad reducida. La trabajadora social Virginia Tovar ha apuntado uno más: diversidad funcional. Funcionar de forma distinta según las capacidades de cada uno. Porque para Virginia la accesibilidad es un tema de igualdad de derechos. “Todos tenemos capacidades diferentes y los mismos derechos. No hay capacitados y discapacitados”. En este nuevo debate organizado por UPyD, la trabajadora social ha alertado de la gran cantidad de personas mayores que no salen a las calles de Novelda desde hace años. Algunos no pueden caminar solos por los obstáculos que encuentran, además de que sin ayuda económica no pueden pagar cuidadores que les acompañen cada vez que quieren salir de casa.

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