Medio Ambiente trata 4.500 hectáreas de la Comunitat para combatir la procesionaria
A través de tratamientos aéreos que ya se están desarrollando
Ya se han tratado 320 hectáreas de los pinares de Ontinyent que no se vieron afectados por el incendio de septiembre
Medio Ambiente invertirá más de 160.000 euros para este tratamiento
Durante este otoño, la Conselleria de Medio Ambiente realizará los tratamientos aéreos para el control de la procesionaria en una superficie de 4.500 hectáreas. Centeno ha explicado que estos tratamientos cuentan con una inversión superior a los 160.000.
Del total de las hectáreas que se están tratando, un total de 2.000 hectáreas se ejecutarán en la provincia de Valencia, 1.500 en la de Alicante y otras 1.000 más se realizarán en la provincia de Castellón”.
Concretamente en la provincia de Castellón los tratamientos, ya finalizados, se han repartido entre el Parque Natural de la Serra d’Irta y la Comarca de Els Ports. Por su parte, en la de Valencia los tratamientos comenzaron en la comarca de los Serranos y han continuado en la Ribera alta, en el municipio de Llombai.
Tras ellos, la Conselleria de Medio Ambiente ha tratado 320 ha, en la comarca de la Vall d’Albaida, concretamente en los pinares que no fueron afectados por el fuego en el término municipal de Ontinyent, para finalizar en el Parque Natural de la Serra Calderona.
Por último, en la provincia de Alicante se tratarán 390 hectáreas en la comarca del Alacantí, 760 hectáreas en el Baix Vinalopó, en los municipios de Elx y Santa Pola y 350 hectáreas en el Baix Segura en las localidades de Guardamar, Torrevieja y San Fulgencio.
Tratamiento unitario
Estas actuaciones se desarrollan en los municipios en los que la Conselleria ha declarado el tratamiento de la procesionaria de manera obligatoria. “Esta declaración de tratamiento obligatorio en determinadas Comarcas de la Comunidad obedece a la intención -ha recordado Mª Ángeles Centeno- de dar un tratamiento unitario tanto a los montes gestionados por la Conselleria como a los de propiedad privada”.
“De esta manera el control de la plaga se realiza de forma conjunta, ha manifestado la directora general, y se reduce los riesgos de reinfectación de las zonas tratadas, disminuyendo, por tanto, el número de tratamientos alargando el tiempo entre dos intervenciones y a la larga la cantidad de productos fitosanitarios empleados”.
La directora general de Gestión del Medio ha explicado que “no se pretende realizar tratamientos masivos en todos los pinares de las comarcas afectadas, sino tan sólo, ha afirmado, en aquéllos que hayan sido seleccionados por los criterios técnicos prefijados”.
Insecticidas biorracionales
En los tratamientos aéreos se utilizan únicamente insecticidas del grupo de los denominados biorracionales, es decir no se trata de insecticidas tipo veneno que afecten al sistema nervioso como son los insecticidas clásicos, sino que perturba algún proceso elemental de los insectos, por ejemplo, la interrupción de la muda de las orugas, imitadores de la hormona de muda, etc.
Las aplicaciones se realizan mediante la técnica de ultrabajo volumen en la que se aplican de 3 litros por hectárea de líquido, en el que van disueltos apenas unos gramos de materia activa. Los productos empleados se encuentran clasificados toxicológicamente dentro de la categoría A, la menos tóxica de las existentes, es decir productos inocuos, cuya utilización no entraña riesgos para la fauna terrestre y acuícola, ni para las abejas.
Procesionaria del pino
La procesionaria del pino es un insecto autóctono únicamente presente en los pinares mediterráneos. Lo que se pretende, ha declarado Centeno, es el mantenimiento por debajo de niveles tolerables, que eviten alergias a las personas y permitan la recuperación de nuestra cubierta arbórea.
Se trata, sin duda alguna, de la plaga más conocida de los montes valencianos debido a su espectacularidad, aunque rara vez produce la muerte de los pinos. Dado que se desarrolla encima de las hojas, es sencillo determinar su nivel de infestación mediante el empleo de una escala de cero a cinco, en el que el nivel cero es la no presencia y el nivel cinco la pérdida de todo el follaje de las masas estudiadas. No obstante, se recalca que ni tan siquiera en esos niveles cinco los pinos mueren.
