El secretario autonómico de Cultura presenta mañana ‘La huella morisca en tierras valencianas’
El libro recoge el legado aún visible de esta cultura en la arquitectura, el urbanismo, la agricultura, la gastronomía o las costumbres valencianas
Según Rafa Miró, “la conselleria de Cultura i Esport ha invertido cerca de 80.000 € en la organización de diferentes actividades, de tipo divulgativo con motivo del IV centenario de la expulsión de los moriscos de tierras valencianas”.
“Estas actividades se incluyen dentro de una línea más amplia de actuaciones que viene organizando la Generalitat como son las conmemoraciones culturales y que el año pasado se dedicaron también a la figura de ilustres valencianos como Chapí y que este año se dedican a Miguel Hernández, Joanot Martorell o San Francisco de Borja”.
“Para todas estas actividades la conselleria de Cultura está realizando un esfuerzo inversor porque para la Generalitat la recuperación de nuestra historia es uno de los pilares sobre los que se asienta nuestra política cultural ya sea a través de la restauración de nuestro patrimonio histórico-artístico como por medio de su divulgación y puesta en valor para las generaciones venideras”.
Con este objetivo la Conselleria de Cultura edita ‘La huella morisca en tierras valencianas’ que se suma a las grandes publicaciones de carácter histórico que promulga la Generalitat y más concretamente es la continuación a un ciclo de publicaciones sobre el patrimonio muchas veces desconocido que se conserva en nuestra Comunitat. Las dos publicaciones anteriores son ‘Lugares para la Memoria. Claustros de la Comunidad Valenciana’ y ‘Lugares para el encuentro. Calles y plazas de la Comunidad Valenciana’.
Para el secretario autonómico “este libro conserva esa marca registrada por la sensibilidad y profesionalidad que imparte Mª Ángeles Arazo en sus textos y la maestría con la que José Manuel Almerich recoge en las imágenes la esencia de los lugares escogidos”. “Pero esta nueva publicación tiene una novedad con respecto a los dos anteriores y es que el legado de los moriscos en nuestra comunidad requería ampliar el objeto de estudio de los lugares a las gentes y de ellas a sus costumbres o su gastronomía”.
‘La huella morisca en tierras valencianas’ recoge el legado aún visible del paso de esta cultura por nuestro territorio: desde la arquitectura, el urbanismo, la agricultura, la gastronomía y las costumbres hasta el impacto económico y social que supuso su expulsión sobre la sociedad valenciana del s.XVII.
Según Miró, “una parte destacada del libro es el resultado de un arduo trabajo de campo realizado por toda la geografía de la comunidad donde se han localizado vestigios, ruinas que han quedado de ciudades deshabitadas tras la expulsión. Los despoblados moriscos como la Atzuvieta, Capaimona, la Olla, Canèssia o la Queirola, muchos de ellos documentados ya en el siglo XIII y que están en lugares de difícil acceso, se recogen en esta publicación ilustrada en más de 300 imágenes”.
La huella morisca
El libro recuerda al lector las grandes herencias del pueblo árabe en el campo agrícola como la continuación del sistema de riego que idearon los romanos aportando conocimientos orientales que se tradujo en multitud de pozos, norias y métodos de irrigación, que todavía subsisten en las pequeñas huertas de la Comunitat.
En el campo de la botánica se hace una mención especial al árbol valenciano por excelencia, a la palmera, tan venerada en los palmerales de Elche u Orihuela, siendo los moriscos pioneros en su cultivo.
Entre otras curiosidades se descubren aspectos de su gastronomía. Se multiplicaron los guisos y dulces, en los que la miel, la almendra y fritura fueron y son elementos de los más genuinos postres actuales.
La indumentaria de bodas y ceremoniales se transmitió a la población cristiana a través de prendas, tinte de henna; y ropa también masculina, a la que fue adepto Alfonso V el Magnànimo cuando participaba en el juego de cañas y pedía vestir a la morisma.
Además el libro ofrece un capítulo especial al desembarco de los moriscos tras ochocientos años habitando estas tierras (donde se incluyen los cuadros que el rey Felipe III encargó con este motivo, pinturas de gran realismo) así como a los morisquillos (los hijos de los moriscos expulsados y su trágica situación).
