El PSPV contempla dar protagonismo a Oltra hasta la investidura de Puig

Somos 32. Mónica Oltra hizo valer los 19 escaños de su formación, Compromís, y los 13 de Podemos el primer día que se sentó a negociar el tripartito. Y hoy ha continuado desmenuzando la hoja de ruta trazada con el líder nacional de Podemos. Sorprendentemente, ha sido la encargada de presentar a Ximo Puig como presidente de un Consell del que ella formará parte y en el que se apropia de las 6 consellerias que le corresponderían, por aritmética, a Compromís y a Podemos y los otros 4, para el PSPV. Pero Antonio Montiel (Podemos) recalca que su partido no entrará en el Consell ni de manera directa ni indirecta.

Llegados a este punto, en el PSPV aclaran que “no se tragará” con esta ecuación sino con 6 para Blanquerías y 4 para los de Oltra, haciendo valer los 4 escaños de diferencia entre ambas formaciones. Es más, “lo importante no es la cantidad de sillones sino la cantidad presupuestaria que mueva cada uno de ellos y quien nombrará consellers será Ximo Puig como president”, explican los socialistas.

Y falta desarrollar, también, el papel de las carteras. Por ejemplo, ¿La portavocía que quiere asumir Oltra seguirá el patrón de los años de Alicia de Miguel con Zaplana, es decir, con competencias presupuestarias para contratar publicidad institucional y controlar la hipotética nueva RTVV? ¿O será una portavocía como la de los últimos años, con una María José Catalá encargada de explicar y un José Ciscar guardián del resto de competencias?

Oltra se ha autoproclamado hoy vicepresidenta, portavoz y consellera de Bienestar Social. Y su superior inmediato en unos días, hasta que se produzca la investidura, Ximo Puig, lo ha respetado por cortesía: “Tendrá un papel relevante”.

En los mentideros, se está convencido que cuantas más competencias asuma la lideresa de Compromís, más difícil será su acción de gobierno y más desgaste sufrirá. En dos direcciones especialmente: ser la cara de los acuerdos tomados en pleno del Consell ‘quema’ y defender la dependencia con la actual situación financiera de la Generalitat no será sencillo.

Por tanto, se insiste desde Blanquerías, es cuestión de esperar. Ser paciente, fundamentalmente, hasta que se produzca el debate de investidura y en ese momento, con Ximo Puig convertido en president de todos los valencianos, su poder se eleva exponencialmente.

Desde ese día, el pupilo de Lerma ha de ser fuerte, con un equipo correoso que matice el protagonismo de una arrolladora y difícil de parar Oltra, que intentará mantenerlo. Ximo Puig sabe que a la sociedad no le gustan las bicefalias, es decir, un tripartito a la gallega que aguantó únicamente una legislatura.

En consecuencia, deberá apretar y recordar qué competencias recaen sobre cada cartera y ofrecer la puerta de salida a quien no las asuma. De lo contrario, admiten en los círculos de Puig, el PSVP estará perdido.

El nubarrón que se cierne en estos momentos sobre la flamante sede socialista son las Generales del próximo otoño. Si en esa cita, los valencianos apoyaran a la presumible coalición Podemos-Compromís, con Oltra como maestra de ceremonias, por encima del PSPV, los problemas aumentarían para la gobernabilidad de Puig. Pero eso es mera hipótesis a día de hoy.

Hasta que se planteen estas situaciones, dosis de paciencia. A estas alturas de la partida, presume Blanquerías, han doblegado a Oltra acelerando los plazos para nombrar president (ella pedía dos meses más). Así que, veremos si resistir es vencer.