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El Institut de la Música recupera dos conciertos de Manuel Palau en un CD de la Jove Orquestra de la Generalitat

  • El compositor valenciano es una de las figuras más relevantes del siglo XX

  • Han intervenido como solistas el pianista Bartomeu Jaume y el guitarrista Rafael Serrallet

El Institut Valencià de la Música (IVM) de la Generalitat ha recuperado dos de las principales obras sinfónicas del maestro valenciano Manuel Palau (1893-1967) con la grabación de un disco de la Jove Orquestra de la Generalitat (JOGV) bajo la dirección de Manuel Galduf.

En el acto de presentación del CD, la directora del IVM, Inmaculada Tomás, ha recordado que Palau es una de las figuras más representativas de la música valenciana de los dos primeros tercios del siglo XX.

El director Manuel Galduf ha apuntado que este magnífico trabajo facilitará la difusión de un maestro con el que los músicos valencianos están en deuda y cuya obra sinfónica apenas está registrada en disco.

El CD, que forma parte de la colección Patrimonio Musical Valenciano, recoge el Concierto dramático para piano y orquesta y el Concierto levantino para guitarra y orquesta, piezas en las que intervienen los solistas Bartomeu Jaume y Rafael Serrallet, respectivamente.

Las obras fueron grabadas en directo durante diversos encuentros de la JOGV, una orquesta de carácter pedagógico encaminada al perfeccionamiento de los jóvenes músicos valencianos.

Con esta publicación el IVM ha pretendido recuperar dos composiciones que, pese a su gran calidad, no han alcanzado hasta el momento el lugar que les corresponde en el repertorio concertístico de la música valenciana del siglo XX.

Para ello ha sido fundamental la confluencia del esfuerzo y la iniciativa de los referidos solistas y sus investigaciones sobre las partituras y el material orquestal requerido, así como la voluntad de Galduf y las facilidades concedidas por los herederos del compositor.

Uno de sus nietos, Salvador Almenar, ha mostrado su agradecimiento por la recuperación de dos obras muy queridas por su autor, que “aunque no habían quedado en el olvido, no eran hasta el momento accesibles para el melómano actual”.

La relevancia de Manuel Palau, galardonado con el Premio Nacional de Música en 1927 y 1945, viene dada tanto por la trascendencia de su lenguaje musical como por la importante cantidad y calidad de sus discípulos directos o indirectos, entre los que se encuentran el propio Manuel Galduf, además de Luis Blanes, Vicente Galbis García, Salvador Seguí, Eduardo Cifre y Eduardo Montesinos.

Manuel Palau fue alumno, entre otros, de Eduardo López-Chavarri, y posteriormente fue profesor de Historia de la música, Conjunto vocal e instrumental, Folclore y Composición en el Conservario de Valencia, centro que dirigió entre 1951 y su jubilación.

Fundó la orquesta Pro Arte y dirigió la Orquesta Sinfónica de Valencia, además de las bandas de Vinalesa y Moncada y la Primitiva de Liria. Creó y dirigió el Instituto de Musicología y Folclore de la Institución Alfonso el Magnánimo, donde emprendió una importante labor de recopilación de melodías del folclore valenciano.

Modernidad formal
Las primeras obras de este compositor fueron acogidas con hostilidad por su modernidad formal, según el experto Pascual Hernández Farinós, quien asegura que “su estilo se caracteriza por una combinación de la técnica armónica y orquestal impresionista con las pautas melódicas de la música popular valenciana, de donde surgió un nacionalismo avanzado que influyó en el denominado Grupo de los Jóvenes con Vicente Garcés, Ricardo Olmos, Luis Sánchez, Vicente Asencio y Emilio Valdés”.

Llegó a estrenar una de sus obras en el Teatro de los Campos Elíseos (París). En los cincuenta compuso la ópera Maror, con libreto de Xavier Casp. Poco antes de su jubilación ocupó la primera cátedra de Dirección de Orquesta de España en el Conservatorio de Valencia.

A finales de los treinta y coincidiendo con la Guerra Civil, su lenguaje derivó hacia una cierta ironía y un neoclasicismo impresionista. Este último aspecto se tradujo, en su producción de la década siguiente, en un acercamiento a las grandes formas clásicas, como queda demostrado en sus dos sinfonías (1940 y 1944), así como en las dos piezas que incluye el disco.

La Orquesta Municipal, dirigida por el autor y con Leopoldo Querol al piano, estrenó el Concierto dramático el 17 de octubre de 1948 en Valencia en una interpretación que tuvo una notable acogida. Aunque volvió a interpretarse en 1951, esta vez con la pianista Dolores Sendra, no volvió a aparecer en los programas de concierto, hasta el extremo de que durante un tiempo se llegó a creer que se habían extraviado los manuscritos.

Por lo que se refiere al Concierto levantino para guitarra y orquesta –compuesto en 1947 con el referente del Concierto de Aranjuez de Rodrigo– fue estrenado por Narciso Yepes y la Orquesta Nacional de España, dirigidos por Ataúlfo Argenta, el 17 de diciembre de 1948 en Madrid. Las críticas que recibió entonces la composición por la excesiva carga orquestal llevaron a Palau a revisar el concierto que posteriormente ha sido reconocido en la bibliografía histórica de referencia.

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