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FGV ahorra 5,3 millones de euros en cuatro años en la factura eléctrica con la venta de energía de placas solares

  • Los paneles instalados en los talleres han evitado la emisión de 13.178 toneladas de CO2 a la atmósfera

  • La producción fotovoltaica ha alcanzado los 11,1 millones de kwh desde su inicio en octubre de 2008

  • Los kilowatios hora obtenidos equivalen al consumo de cerca de 4.000 viviendas

La instalación de paneles solares en las cubiertas de los talleres de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) ha permitido un ahorro en la factura eléctrica de 5,3 millones de euros en sus primeros cuatro años de servicio, gracias a la venta de la energía producida en dicho periodo, que ha alcanzado la cifra de 11.105.677 kilowatios hora (kwh). Estos datos equivalen a que, desde octubre de 2009 a septiembre de 2012, se ha evitado emitir 13.178 toneladas de CO2 a la atmósfera y satisfacer las necesidades eléctricas de cerca de 4.000 viviendas en dicho periodo.

En el último ejercicio, de octubre de 2011 a septiembre de 2012, la producción ha ascendido a 2.638.289 kwh, el equivalente al consumo eléctrico casi 1.000 casas, lo que ha supuesto la no emisión de 3.300 toneladas de CO2 a la atmósfera y un ahorro de 1,3 millones de euros en la factura energética de FGV.

Por instalaciones, en los últimos doce meses, la que más ha producido ha sido el taller de El Campello, con 1.032.502 kmh, seguida del de València Sud, con 704.144 kmh, Machado, con 515.974 y, finalmente, Naranjos, con 385.669 kmh.

La energía solar fotovoltaica basa su funcionamiento en transformar la energía del sol, inagotable y limpia, en energía eléctrica. La luz solar, al incidir en las células de los paneles de silicio, se transforma en dicha energía. La corriente continua generada por los módulos se transforma en corriente alterna en el inversor y el transformador eleva el voltaje hasta el nivel de tensión de la red eléctrica a la que se exporta.

FGV, de acuerdo con su Declaración de Sostenibilidad que fija la optimización de los consumos energéticos y el compromiso de emplear energía renovable para disminuir las emisiones contaminantes a la atmósfera, acabó de instalar en septiembre de 2008 un total de 10.400 paneles solares fotovoltaicos en las cubiertas de los talleres de la empresa, situados en Valencia (Machado, Tarongers y València Sud) y Alicante (El Campello), que se conectaron y comenzaron a producir energía en el mes de octubre de hace tres años.

Dicha instalación se realizó sobre una superficie de 18.000 metros cuadrados, lo que supone la mayor instalación de placas fotovoltaicas situadas en cubiertas industriales en la Comunitat Valenciana y una de las mayores de España de carácter público.

La actuación de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana, presupuestada en 10.141660,62 euros y que se amortizará en una década cuando la vida media de los paneles es de 25 años, supone para FGV un ahorro medio anual de 1,3 millones de euros en la factura eléctrica, lo que supone que ya se ha producido el citado ahorro de más de cinco millones de euros.

Compromiso con el desarrollo sostenible
Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana tiene un decidido compromiso por el desarrollo sostenible, que se ha concretado en la elaboración de distintas acciones enmarcadas en la Declaración de Sostenibilidad y en la adhesión a la Carta de Sostenibilidad de la Unión Internacional de Transporte Público (UITP).

La propia actividad de FGV en Valencia y Alicante supone un ahorro anual en emisiones de CO2 a la atmósfera que supera ya las 62.122 toneladas al año.

Ahorro en externalidades
El servicio que presta día a día FGV a más de 200.000 usuarios en sus explotaciones de Metrovalencia y TRAM Metropolitano de Alicante supone un ahorro a la sociedad de 73,5 millones de euros anuales en coste externos, según se desprende al aplicar el método de cálculo elaborado por la Universidad de Karlsruhe y la consultora suiza Infras para fijar el valor económico de las externalidades.

Todos los modos de transporte llevan asociados unos gastos directos y tangibles que se tienen en cuenta a la hora de establecer el coste del mismo (combustible, mantenimiento, personal, etcétera) y otros indirectos que no entran en estos costes ni se recogen en los balances económicos ni en las cuentas de pérdidas y ganancias pero que gravan a la sociedad en general.

A estos costes se les llama externalidades y comprenden una gran cantidad de componentes, alguno de ellos de difícil cuantificación, como es la accidentabilidad, el cambio climático (emisiones CO2), la contaminación acústica y atmosférica, efectos urbanos (ocupación del terreno), el impacto ambiental y paisajístico, la huella ecológica (costes antes del viaje –fabricación del vehículo o energía utilizada- y después del viaje –reciclaje-), congestión de tráfico, etcétera.

Para hacerse una idea, por ejemplo, de este último punto, la congestión del tráfico, se puede cifrar en 100.000 vehículos más que circularían a diario por la ciudad de Valencia si la explotación de Metrovalencia no existiera y la mayoría de sus usuarios se pusieran delante de un volante para recorrer por las calles de la capital.

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