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LA UNIÓ de Llauradors considera insuficientes las ayudas que propone la Comisión Europea porque el daño causado en el campo valenciano es muy elevado

  • Aparte de la compensación urgente de los daños directos se necesita una campaña que incentive y recupere de nuevo el consumo de nuestras hortalizas y frutas en los mercados

La cifra de 210 millones de euros para los productores de pepinos, tomates, lechugas, calabacines y pimientos que propone la Comisión Europea para todos los países europeos afectados por los efectos de la bacteria E-coli no paliarán la totalidad de los daños, presentes y futuros, causados a las producciones de la Comunitat Valenciana y es insuficiente porque los efectos de la crisis son mucho más elevados al extenderse ya al resto de producciones de hortalizas y de frutas.

Sobre la línea de préstamos del ICO anunciada por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, LA UNIÓ cree que supondrá un mayor nivel de endeudamiento para unos agricultores ya muy descapitalizados y por tanto es una medida que les asfixia económicamente de una negligencia de la que no son responsables. La propuesta de endeudamiento es así totalmente inaceptable para esta organización agraria porque es “pan para hoy y hambre para mañana”.

LA UNIÓ indica que el daño que se le ha hecho a nuestro sector y a nuestros productores es tan grande que la cifra se queda muy corta ya que no contempla ni el valor de la mercancía hortofrutícola echada a perder. En este sentido Ramón Mampel, secretario general de LA UNIÓ de Llauradors, afirma que “cualquier cantidad de ayudas ha de ir además acompañada de una fuerte campaña de promoción y sensibilización de la Unión Europea hacia los consumidores para que se recupere la confianza y vuelvan con total normalidad nuestras producciones a los mercados. Es urgente por lo tanto primero dar ayudas a todos los agricultores afectados que han tenido pérdidas e inmediatamente y sin dilación una campaña de imagen dotada con un presupuesto suficiente”.

Sobre el reparto de las ayudas que se puedan otorgar, LA UNIÓ reclama que se arbitren los mecanismos necesarios para que lleguen las mismas a los agricultores y no se queden por el camino, así como que se controle eficientemente el reparto de las mismas para evitar posibles fraudes y a los “cazaprimas”. También considera que la solicitud de estas ayudas debe hacerse de una manera sencilla, accesible y sin complicaciones burocráticas excesivas porque el objetivo debe ser que el máximo número de productores afectados pueda ver compensadas sus pérdidas.

LA UNIÓ desea trasladar un mensaje a la gran distribución e intermediarios comerciales para que dejen de aprovecharse de la situación y lanzar los precios a la baja de nuestros productos o comprar en otros países como ya está sucediendo. Por ello insta a las autoridades comunitarias a que velen y controlen este tipo de situaciones. Ramón Mampel es tajante al respecto: “Lo más importante hoy por hoy, es recuperar la normalidad perdida y que nuestras producciones vuelvan a recuperar la confianza de los consumidores en los mercados”.

LA UNIÓ también cuestiona y censura la actuación de Alemania por crear alarma de forma continua y totalmente a la ligera, además de ser incapaz de rectificar y dar una respuesta convincente a las causas que han provocado la bacteria E-coli. Critica así mismo LA UNIÓ la actuación pasiva y tardía de la Comisión Europea en toda esta crisis y le reclama mejorar el funcionamiento de la actual red de alerta comunitaria.

 

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